Esta semana se dieron a conocer los resultados de la prueba PISA en materia de creatividad. No con buenas noticias, desafortunadamente. Esta evaluación, que se aplicó en 2022, arrojó que las y los adolescentes que realizaron la prueba se encuentran por debajo del promedio mundial en la resolución de problemas de manera creativa.
Cierto, hay un gran problema en la estandarización que implican estas evaluaciones que son empujadas por organizaciones internacionales. Debemos ser críticos ante la espera de que todos los conocimientos básicos sean globalmente equivalentes, sin importar contextos específicos e identidades culturales.
No obstante, este segmento específicamente de la prueba PISA busca ponderar la originalidad y creatividad para la resolución de problemas. Es decir, justo en contra de la estandarización -qué tanto se cuestiona de estas pruebas-, esta parte de la prueba busca incentivar la diversidad de pensamiento para la superación de problemáticas comunes. Y es precisamente en esta sección en donde los resultados de las y los estudiantes mexicanos han mostrado un desempeño por debajo del promedio.
Esto solo refuerza un diagnóstico que ya teníamos dese hace tiempo: nuestro sistema educativo sigue funcionando con un modelo decimonónico que privilegia la memorización y las respuestas únicas al desarrollo de capacidades de pensamiento lógico y crítico.
Si bien, tanto en el sector privado como en el público el modelo preponderante se mantiene, sí hay una diferencia entre las y los estudiantes que provienen de entornos de altos ingresos y aquellos de bajos ingresos, estos últimos teniendo resultados menos favorables.
Esto quiere decir que estamos en un contexto social en el que no preparamos a las personas para la resolución práctica y creativa de los problemas sociales. Y justamente estas condiciones nos hacen vulnerables a que seamos arrastrados por las tendencias macroeconómicas de producción y extractivismo.
Si bien hubo intentos de cambiar el perfil, han sido acciones a medias, al vapor y sin miras prácticas.
Estos resultados son solo un recordatorio de que en materia educativa estamos a kilómetros de distancia de plantear un horizonte verdaderamente transformador.
Es verdad que las condiciones políticas del sector también implican una barrera casi infranqueable para avanzar políticas públicas sustantivas. Sin embargo, seguir en la ruta actual solo significa debilitar la posición del país ante un entorno mundial hostil y rápidamente cambiante.
@GalateaSwanson