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Incendios

 


No es ninguna novedad decir que estos meses son los de mayor riesgo de incendios forestales en el sureste del país. La temporada de lluvias inicia generalmente en el mes de junio y hasta entonces, las cada vez más escasas zonas forestales y las áreas urbanizadas, pero con prevalencia de pastizales representan áreas de grandes riesgos para el inicio de un incendio.

Para evitar los incendios existen recomendaciones bien conocidas que se han mantenido por décadas: No arrojar basura, materiales inflamables y objetos encendidos en carreteras y caminos; no tirar vidrios, botellas, desperdicios o cualquier tipo de material combustible; no encender fogatas, y, en su caso extinguirlas completamente con agua y tierra; evitar el uso de maquinaria y el tránsito de vehículos que emitan chispas en terrenos forestales, pastizales y zonas rurales.

También, para el caso del uso de fuego para actividades agropecuarias, existen directrices que deben ser acatadas para evitar la generación de incendios.

Y a pesar de la amplia publicidad que por años estas recomendaciones han tenido, parece ser que se toman a la ligera y son —asombrosamente— poco conocidas. 

Este desconocimiento o desinterés por parte de la población y las autoridades es causa de que cientos de incendios sigan generándose cuando pudieron ser prevenidos.

A ello, hay que sumarle las prácticas de incendios provocados por intereses económicos. Con el fin de aprovechar recursos maderables, expandir áreas de cultivo o justificar lotificaciones, gente sin escrúpulos destruye las zonas forestales a través de incendios que en muchas ocasiones también se salen de control.

La semana pasada, el incendio en Santa Catarina Ixtepeji fue reportado por medios a nivel nacional. Los cientos de hectáreas afectadas y la población que perdió todo debe de ser una ocupación colectiva. Y no sólo eso, debe de ser una llamada de atención al incremento de siniestros por incendios que se están registrando en nuestro estado y a nivel global.

Tenemos que ser conscientes que la falta de agua, el calentamiento global y la ausencia de lluvias nos colocan en una posición más vulnerable ante la existencia de incendios por lo que desde lo local y de forma colectiva, debemos establecer esfuerzos importantes para evitar los incendios, en una temporada de sequía que podría llegar a alargarse este 2024.

 

@GalateaSwanson