Reglamentos de construcción y vivienda sostenible
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Reglamentos de construcción y vivienda sostenible

 


 

Muchas historias hay todavía por contar entorno a la tragedia que trajo el huracán Otis consigo. Una de tantas otras aristas a considerar después de la devastación que sufrió el puerto de Acapulco y los municipios aledaños es la calidad de la infraestructura de la zona.

La mayor parte de la cobertura mediática se ha dado en la zona turística del puerto, así que empecemos por ahí. Las grandes cadenas de hoteles, en un importante porcentaje, a pesar de su majestuosidad y rimbombancia, se vieron rebasadas por la llegada del meteoro categoría cinco el pasado mes de octubre.

Y es que el diseño de las instalaciones estaba poco o nada pensado para hacer frente a esa clase de amenazas. Y volvemos a la normatividad. En las zonas costeras, no hay códigos de construcción que establezcan reglas para que las edificaciones resistan de mejor forma tormentas y huracanes.

Las tareas de prevención deben de iniciar con la expedición de normas que establezcan los modelos adecuados e informen a la sociedad de cuáles características deben de contar sus inmuebles para encontrarse más seguros ante las catástrofes naturales.

Ahora, más allá del Acapulco mágico, se encuentra el Acapulco de las y los acapulqueños. Quienes habitan y prestan servicios al turismo y que en su gran mayoría vive en condiciones de pobreza de acuerdo con las mediciones oficiales.

Sus viviendas y comercios, en gran medida edificados por autoconstrucción, tampoco resistió el embate de Otis. Para apoyarles no solo bastará la emisión de reglamentos y códigos, sino que también requerirá inversión pública que posibilite recuperar parte del patrimonio que perdieron las familias guerrerenses y quizá, entre todo ello, repensar los sistemas constructivos de la zona.

Por algo, las palapas y los sistemas constructivos tradicionales prevalecieron por siglos en las zonas costeras. Son más resilientes y no tan onerosos.

También será necesaria la recuperación de áreas naturales para que los deslaves sean mitigados por la flora de la zona y eso requiere inversión, protección a estas áreas y una política municipal y estatal seria para el ordenamiento territorial.

Quizá no son medidas de fácil implementación dado que requerirá de amplios recursos además de tiempo y elementos técnicos de compleja formulación, pero a largo plazo es eso o la devastación y grandes sumas de recursos para tratar de recuperar lo perdido… aunque mucho de ello no lo sea.

En Oaxaca la situación no es tan diferente. Con reglamentos de construcción sin vigencia, sin preparación para este tipo de siniestros y sin interés de los gobiernos

de varias administraciones atrás, tenemos circunstancias similares a las de Guerrero.

Va de nuevo: cuando veas las barbas de tu vecino cortar…

@GalateaSwanson