La batalla por las vacunas
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Pegatinas Reivindicativas

La batalla por las vacunas

 


La promesa de las vacunas que se hacía el año pasado, al inicio de la pandemia, se ha cumplido… parcialmente. Es cierto que la humanidad logró generar en tiempo récord vacunas que permitirán darle batalla al SARS-CoV-2, pero decididamente estamos lejos de que la siniestra contingencia concluya.

Desde 2020 se preveía que la producción, aprobación, distribución y aplicación de la vacuna sería un reto sin precedentes (https://bit.ly/3jnfz3d), no obstante, llegado el momento el reto logístico se torna mucho más complejo al sumarse a otros factores.

La actual capacidad de producción de las diversas vacunas que han probado su viabilidad es aún muy limitada por lo que las dosis -de por sí codiciadas al tratarse de la única alternativa para detener al virus- se han tornado el insumo más preciado de la humanidad.

El mecanismo COVAX, apoyado por México ante las Naciones Unidas, se erigió al inicio de la pandemia para tratar que la distribución de las vacunas fuera equitativa y atendiera la demanda mundial de manera ordenada y estratégica. No obstante, los diversos países, especialmente aquellos con mayor poder adquisitivo celebraron contratos directamente con las farmacéuticas para asegurar -mediante su poder económico- la disponibilidad de la vacuna para su población.

Incluso con compromisos firmados y parcialmente pagados de millones de dosis los contratos se están incumpliendo a raíz de la preferencia de las farmacéuticas para surtir a ciertos Estados (https://bit.ly/3oWprCf) o la disminución de la producción por siniestros o intervenciones en fábrica (https://bit.ly/2N2KXId; https://bit.ly/3jq9FOz). 

Asimismo, la Unión Europea está exigiendo que se cumplan a cabalidad los contratos firmados y ha implementado medidas para que al menos la farmacéutica AstraZeneca no pueda exportar su vacuna sino hasta que entregue los números pactados con los países de la unión (https://bit.ly/3tA38FW).

A todo ello, le debemos de sumar las trampas de personas alrededor del mundo para meterse en la fila de aplicación de vacunas que no les correspondían usando sus diversos privilegios en perjuicio de los sectores más vulnerables a la enfermedad a los que las primeras dosis disponibles están dirigidas (https://bit.ly/2YRsssJ; https://bit.ly/3ruocLY; https://lat.ms/39SUDha) así como las cortas capacidades de muchos gobiernos para establecer esquemas de vacunación equitativas y eficientes (https://bit.ly/3cOSrtg; https://bit.ly/39RgS7k).

Si bien la adecuada y equitativa distribución de las vacunas se basa en una exigencia ética y económica, también tiene asidero en consideraciones técnicas y médicas. Se estima que si se mantiene el acaparamiento de las vacunas por parte de los países más ricos y se desdeña un esfuerzo mundial para acelerar la inoculación de la población menos privilegiada y de países más pobres, el virus tendrá mayores oportunidades de mutar, lo que podría impactar directamente en un declive de la eficacia de las vacunas ya existentes y aplicadas (https://bit.ly/2MJXIHD; https://bbc.in/3aDoAkF), así como en la duración de la pandemia, que podría extenderse a los siguientes siete años (https://bit.ly/39UDgwA).

Ganar la batalla por las vacunas puede resultar contraproducente y generar condiciones aún más adversas para la humanidad si como comunidad global no estamos dispuestos a velar por los más vulnerables, abandonar los nacionalismos y generar estrategias que procuren el bienestar de todas y todos, no solo de aquellos que pueden pagar por ello.

@GalateaSwanson