En esta Navidad
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Pegatinas Reivindicativas

En esta Navidad

 


Hoy, la frase “lo importante es que tenemos salud”, está más vigente que nunca. Las características de la enfermedad COVID-19: su alto grado infeccioso y de letalidad, los casos asintomáticos que complican su detección y facilitan su propagación y transmisión, así como la amplia gama de síntomas que complica su diagnóstico, han provocado que a nivel global la pandemia de SARS-CoV-2 no haya podido ser controlada.

Lo anterior, aunado a nuestros modelos de producción y consumo, en los que la insaciable demanda del mercado era necesaria para mantener el ritmo de una economía, ha provocado que la crisis no solo esa sanitaria, sino también económica, lo que mantiene un ciclo de círculo vicioso en el que la urgencia de mantener una fuente de ingresos para los hogares exige la continuidad de las actividades económicas al tiempo que incrementa las interacciones y, por tanto, el riesgo de contagio.

Y quizá a estas alturas del año, sea aún muy pronto para estar pensando en Navidad, pero en el actual contexto, ese asunto es uno que debe ocupar el diálogo cotidiano desde el día de hoy. Falta un mes para nochebuena, pero otras importantes festividades decembrinas comienzan antes. Un polo de unidad familiar, especialmente en los tiempos en los que el aislamiento y las medidas de sana distancia han agotado nuestros lazos sociales, que claman por ser reanimados.

Es posible que se acuse de aguafiestas, pero en tiempos en que una reunión de diez personas ya impone un riesgo relevante (https://bit.ly/3pPm29T), es imprescindible retomar los viejos adagios “regale afecto” y “lo más importante es que tenemos salud” durante las celebraciones de fin de año, fechas en las que además del COVID-19, se suma la temporada en que las enfermedades respiratorias se agudizan.

Cuando las autoridades preveían no más de 60 mil personas muertas y ahora nos enfrentamos la “cantidad, desde luego, inusual” -en palabras del vocero de la pandemia López-Gatell- de más de 100,00 vidas perdidas (https://bit.ly/2HnY1FB), las que necesitan ser nombradas más que contabilizadas (https://bit.ly/3kMpnmk), hay que poner nuestra salud por delante.

Hay mucho de responsabilidad en el manejo de la pandemia por parte de nuestras autoridades, sí. La rendición de cuentas de sus actos tendrá su tiempo y su lugar. Por ahora solo queda la ardua labor de reconocer que las medidas que se han adoptado hasta la fecha han sido inadecuadas, que falta mucho para que las vacunas lleguen y sean aplicadas en cantidades suficientes, por lo que el cambio de estrategia es urgente (https://bit.ly/3705zaj). Pero ese cambio de estrategia, si bien requiere del liderazgo de los gobiernos, así como de nuestras y nuestros representantes, también exige la cooperación solidaria de la sociedad.

Como lo vaticinaba Javier Sampedro al inicio de esta normalidad distópica (https://bit.ly/2HrfexU), al menos una buena porción de la población ya ha corrido a los brazos del espejismo de la vieja normalidad, incluso antes de que la pandemia finalice. Bodas, reuniones, salidas, bares y festejos. Cero, sana distancia, cero cubre-bocas e incluso escepticismo sobre la existencia de la enfermedad. Un caldo de cultivo que impulsa la continuidad del maratón Guadalupe-Reyes.

No obstante, es necesario hacer una pausa. Si todo marcha como proyectado, las vacunas y tratamientos llegarán el próximo año y tardaremos meses en adquirir, distribuir y aplicar las dosis de vacunas necesarias para detener la pandemia, pero probablemente, la próxima Navidad sí nos podremos abrazar.

No es lo mismo cantar villancicos para pedir posada, que buscar albergue en un hospital rogando por una cama (https://bit.ly/3fsS3zS). Quedémonos en casa en la medida de lo posible este fin de año. Seamos unidos en la distancia y que las celebraciones religiosas se finquen en la fe más allá de la tradición o el rito. Renovemos nuestra solidaridad y pensemos en los más vulnerables. Hoy, más que nunca, “lo importante es que tenemos salud”.

 

@GalateaSwanson