“Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad.”
Simón Bolívar
Hace unos meses llegó a mi whatsapp un meme donde aparecía una señal elevada de esas que nos topamos en la carretera, con una inscripción que decía “Bienvenidos a Oaxaca, donde la ley y el orden, sólo pasa por canal 5”, lo que hizo que me riera enormidades, pues aunque soy fan de dicha serie, no puedo evitar ver el meme y evocar mentalmente el sonido referencial de dicha serie.
Y aunque divertida la imagen y de hace ya varios meses, es increíble que no pierda vigencia a pesar de las inconmesurables transmisiones de Twitter y Facebook del gobernador Alejandro Murat y la presidenta del DIF, Ivette Moran, promoviendo la entidad y las obras que van inaugurando a lo largo de su semana.
Y no pierde vigencia el meme, porque una persona que acude a trabajar diariamente en alguna dependencia de gobierno o en la iniciativa privada, sabe que a la par de la revisión del clima, es obligatorio consultar la cartelera de bloqueos, marchas y demás manifestaciones en Oaxaca.
En esta bella entidad, corazón de chapulines, mezcal y tlayudas (o clayudas), un grupo de tres personas puede impedir el paso en una calle, en demanda —“con respeto y sin violencia” (lo que sea que ello signifique para estos grupos)— de que un vecino de su fraccionamiento recibe más agua porque tiene un tinaco más grande y pues… no es justo, es urgente y necesaria la intervención del gobierno y establecer de facto una mesa de diálogo.
Ya lo se, se lee muy absurdo. Cambiemos un poco la línea de la historia.
Ubiquémonos en principio de año, seguimos en la cuesta de enero y es momento en que los municipios recurren a lo que la cultura les ha enseñado en Oaxaca, que para exigir hay que bloquear; para que se les escuche, es necesario joder (en un marco de respeto) pues el gobierno ha sido muy claro a lo largo de su vida priista y/o de “transición” gabinista. El bloqueo, marchas y manifestaciones son la única vía para monetizar un reclamo social.
A lo largo de los años, el justo reclamo se ha convertido en la inversión a plazo fijo, que de cuando en cuando es necesario reclamar. Las casas de sus amistades en política dan cuenta de ello. Ok, ok, quizá no todos o todas, pero…
Incluso me llama la atención que si ustedes revisan en sus teclados arriba del 4, se encuentra el signo de $, algo así como la $T sea una referencia hacia la 4T, y disculpe si le parezco fifí por escribirlo presidente Andrés Manuel López Obrador, pero en Oaxaca sus correligionarios se encumbraron con facilidad en las “bondades del poder”.
Y es que fue hasta la comparecencia, en esta semana, del Fiscal General del Estado, Rubén Vasconcelos, que exigieron un alto a la violencia contra las mujeres y se instaló una comisión para dar seguimiento a la alerta de violencia de género (por algo se empieza), pero van más lentos que una cita en el seguro; cuando la sociedad demanda, sin bloqueos, sin pintas, sin desmanes, pero con mucho coraje, respuestas por parte de las autoridades.
Y el Oaxaca de Francisco Toledo, el de las intervenciones de Lapiztola, el de las manos mágicas de Carlomagno Pedro Martínez, el de los sueños de Rufino Tamayo, el surreal de Rodolfo Morales, se topa con una terrible realidad, donde un congreso se despedaza en su interior en la lucha encarnizada por quién se lleva la mayor tajada de un pastel, que no les corresponde, pero que como “representantes del pueblo” acuden en su calidad de gestor legislativo, a demandar la asignación de dinero —sí todo se reduce a eso— a los municipios y organizaciones que “los abanderan”, ¿no me creen? hagan un ejercicio básico, revisen las redes sociales de nuestras diputadas y diputados, vean cuántas fotos hay de las reuniones con funcionarios de los gobiernos local y federal, chequen bien ese derroche de egocentrismo con un clásico “recibí, me reuní, asistí” y podrán ver quiénes ya se encuentran haciendo talacha de inversión.
Así de surreal nuestro Oaxaca.
Con municipios sumidos en la pobreza de acuerdo a la Coneval, pero con la Sección 22 el sindicato mejor pagado en todo el estado; con un índice de feminicidios horrorizante, pero con un Congreso que le da vacaciones a una persona señalada de intentar videograbar a una de sus compañeras de trabajo en el baño; así Oaxaca, con una Fiscalía General del Estado que no entrega resultados y cuando pareciera dar indicios de avances, lo hace con un incipiente legajo de investigación que resulta en cheque en blanco para los presuntos delincuentes. ¡Impunidad pues!
Así de irreal esta Oaxaca bella, que contrasta con los baches heredados, con las obras inconclusas, con las calles bloqueadas, con las carreteras destrozadas, con las comunidades ensangrentadas, y donde —como dice el meme—la ley y el orden sólo pasa por un canal de televisión.
