No es ningún secreto. Hace calor. Y es un calor como el que no se había sentido.
Con temperaturas que alcanzan 45 grados (con sensación térmica aún mayor), este mayo está siendo todo un reto que solo apunta a agravarse, pues durante las 5 olas de calor que se esperan este año, se prevé que se alcance una temperatura de 48.5 grados con sensación térmica de 50 grados.
Y no solo eso. Empezó la temporada de ciclones en nuestro país y el agua que ha caído ha sido insuficiente. El año pasado en Oaxaca se registró 50 por ciento menos de lluvias. La mitad. Tenemos un déficit que viene arrastrándose desde hace años pues llegar a este punto de falta de agua limpia en nuestros afluentes.
Estos dos factores inciden no solo en aspectos de comodidad o productividad, sino que también afectan insospechados sectores: apagones eléctricos; problemas de salud a causa del calor y deshidratación; aumento de casos de dengue (ahora llamada la nueva epidemia); erosión de la tierra; y encarecimiento de los alimentos, entre muchos otros.
No ha sido casual, sino producto de años y años de omisiones humanas que se veían venir desde hace décadas.
Desafortunadamente es algo que no podemos remediar de manera individual, o incluso a nivel comunitario o estatal. Remediar el gran desastre que hemos generado requiere de cambios globales radicales que se no se ven a la vista en el corto plazo.
Sin embargo, podemos realizar acciones de mitigación. Estas acciones son fundamentales para no solo emprender mecanismos para comenzar a resistir las afectaciones negativas, sino para hacer posible un futuro vivible para las generaciones presentes y futuras.
Reforestar y sembrar árboles
Acción básica y menos preciada que muchas veces se ejecuta sin un conocimiento técnico mínimo que vuelve a estos esfuerzos casi inútiles. Pero bien ejecutada, la reforestación de bosques y áreas naturales es fundamental para garantizarnos no solo agua, sino temperaturas más tolerables.
La reforestación ahora se vuelve aún más obligado ante lo constantes y persistentes incendios forestales que están acabando con ese pequeño colchón de ecosistemas que ayudaba a regular el ciclo hídrico y las temperaturas.
Y no solo en los bosques, sino en las ciudades. El concreto es un factor que aumenta las temperaturas de manera importante y reconsiderar los espacios públicos para aumentar de manera considerable la existencia de árboles y vegetación tendría diversos beneficios para las comunidades circundantes.
Reconsiderar concreto
Existe una nueva tendencia: eliminar el concreto. El Corea del Sur, incluso, destruyeron toda una avenida y des-entubaron un río porque ya existe una clara evidencia de las perniciosas consecuencias de cubrir todo con concreto.
Replantear los modelos de urbanización y repensar las ciudades con nuevas ideas es fundamental para intentar regenerar el daño que hemos hecho.
Captación, reciclaje y priorización
Que las viviendas e inmuebles tengan capacidad de captación de agua de lluvia, de
reciclaje de aguas grises y se transparente y reclasifique la priorización de la distribución del agua.
Tecnologías para el campo
No tecnología de punta, sino tecnologías agroecológicas que permitan no solo dejar de contaminar los suelos, sino maximizar la eficiencia de los recursos ante los embates del calor y la sequía. Para ello se necesita inversión, el diseño de proyectos
y la recuperación de los conocimientos tradicionales que han sido relegados por intereses económicos de unos cuantos.
Consumo
Repensar cómo y qué producimos y consumimos. Al final todo va a la forma en que la economía funciona. Es necesario fortalecer y multiplicar los nodos de resistencia a las tendencias macroeconómicas, apoyando espacios de generación de productos ecológicos y localmente producidos.
¿Qué estas acciones no resuelven el problema? No. Debimos —al menos— empezar hace un par de décadas atrás. Pero si no empezamos ahora el futuro pinta funesto.
@GalateaSwanson