El 2024 fue un año donde las mujeres se consolidaron como líderes y protagonistas en múltiples ámbitos, desde la política y las artes hasta el periodismo y los movimientos sociales. Este año, en particular, nos deja ejemplos emblemáticos de mujeres que redefinieron las narrativas tradicionales y con ello abren camino hacia un futuro más equitativo y diverso.
La presidenta con A, Claudia Sheinbaum, se convirtió en la primera mujer y la primera persona judía en ocupar ese cargo en México, en un momento en que nuestro país enfrenta problemas que van desde una economía en crisis hasta una creciente violencia organizada. Pero no sólo por el simple hecho de ser la primera, sino también por marcar un estilo de gobierno muy distinto al de su antecesor, y ser la protagonista de una forma muy institucional de los quehaceres públicos del país.
Desde que Trump anunció su plan de imponer un arancel del 25% a todos los productos mexicanos que ingresen a Estados Unidos, Sheinbaum ha sido firme, y ha tenido una postura que ha dado tranquilidad a los mercados nacionales e internacionales, su gestión en estos primeros meses de gobierno, ha sido mucho más conciliadora. Claudia Sheinbaum se erige como un símbolo de transformación y liderazgo en México y ha demostrado un interés con las políticas de inclusión, sustentabilidad y justicia social, lo que la convierte en una figura clave en la agenda global de género, que en su primer año de gestión se verá reflejado el nivel de compromiso.
Por otra parte, la escritora méxico-estadounidense Cristina Rivera Garza recibió el Premio Pulitzer 2024 por su obra El verano invencible de Liliana, un relato personal que aborda el feminicidio; la historia de su hermana asesinada la lleva a explorar el dolor y la búsqueda de justicia en un país con una de las tasas de feminicidio más altas del mundo. A través de su escritura profundamente comprometida y su enfoque en las historias de las mujeres y los oprimidos, Rivera Garza construye un puente entre el pasado y el presente, invitándonos a repensar las estructuras de poder y reafirma la importancia de las letras como herramienta de cambio.
Pero sin duda, quién demostró que la narrativa sobre la violencia que viven las mujeres debe cambiar, fue la francesa Gisèle Pelicot. Transformó su traumática experiencia como sobreviviente de violación en un acto de valentía que ha inspirado a mujeres de todo el mundo. La decisión de renunciar a su derecho al anonimato, y hacer pública una historia desgarradora devolvió la vergüenza a los agresores y promovió una mayor rendición de cuentas.
Gisèle Pelicot fue víctima de violación con sumisión química durante cerca de diez años a manos de su entonces marido y otro medio centenar de hombres, Pelicot se erigió en 2024 como símbolo de la lucha contra la violencia de género y en un referente para las víctimas de este tipo de delitos.
Y finalmente quienes también se han convertido en un símbolo de lucha, son las reporteras de Bilan Media, en un país como Somalia, donde el 36% de las somalíes se casan antes de los 18 años, y el 17% lo hace antes de los 15, según la ONU, y el 99% de las mujeres en el país ha sufrido mutilación genital femenina, estas seis reporteras menores de 30 años quieren convertirse en “un ejemplo” para otras jóvenes.
En conjunto, las mujeres simbolizan la diversidad de luchas y logros que caracterizan al 2024. Todas ellas representan una nueva era de liderazgo femenino que inspira a las futuras generaciones a continuar construyendo un mundo más justo e inclusivo.