El juez robot
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Opinión

La X en la frente

El juez robot

 


 

Abro con esta pregunta inicial: ¿Es posible que, en el futuro, en los tribunales resuelvan los asuntos jueces no humanos? no es una pregunta distópica ni de ciencia ficción, pues en la actualidad existen ya tecnologías entrenadas para tomar decisiones como si fueran seres humanos.

Son los pantanosos e inexplorados terrenos de la inteligencia artificial que ya está entre nosotros y que llegaron para quedarse. Para el análisis que nos ocupa, quizás la característica más importante de este tipo de “inteligencia” sea la predictibilidad, se trata de programas de computación “entrenados” y alimentados con una inmensa cantidad de datos con base en los cuales toman decisiones “correctas” en fracciones de segundo.

La inteligencia artificial ya está en nuestras vidas con siri, alexa, Tesla y la capacidad de sus vehículos de auto manejarse; con waze y google maps; en el reconocimiento facial utilizado en nuestros teléfonos celulares y en investigaciones criminales, entre muchos otros campos de los cuales ni nos percatamos.

Otra de las notas de la inteligencia artificial es que tiene la capacidad de aprender y autocorregirse para tomar decisiones cada vez más perfectas, en el campo del derecho y de la impartición de justicia también está presente en países como Argentina y Colombia existen tecnologías (Prometea y PretorIA) que adelantan y “proponen” al juez la sentencia que este solo revisa y corrige o convalida.

Al tratarse de un dilema bioético, existe consenso en que toda forma de inteligencia artificial debe estar siempre bajo la supervisión y el control de los humanos y que nunca deben suplantarlo ni sustituirlo. Está de sobra mencionar además que ninguna máquina es ni será capaz de alcanzar las notas que el libre albedrío y la autonomía de la voluntad dan a los seres humanos.

Pero está demostrado que siempre que aparece un nuevo adelanto tecnológico, lo utilizamos hasta el abuso en detrimento de nuestras propias capacidades cognitivas y afectivas. El ejemplo típico es la calculadora o el teléfono celular que nos ha hecho prescindir de las habilidades más básicas para hacer cálculos matemáticos mentales o para memorizar fechas, tareas o números de teléfono.

¿Qué nos asegura que, en el futuro, las sentencias que produzcan las computadoras no serán asumidas y firmadas íntegramente por los jueces?

Movido por estas reflexiones es que recientemente escribí un artículo para la revista “Diritto e Processo” de la Universidad de Perugia donde propongo un nuevo derecho humano a ser juzgado por un juez humano para blindar desde el principialismo la garantía de una justicia siempre humana para todos.

*Magistrado de la Sala Constitucional y Cuarta Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de Oaxaca.