Más sabe el diablo por viejo que por diablo
El mapache guasón
Estamos a cosa de tres meses para la elección de la reforma judicial en todo México.
El problema es que el sistema elegido es un verdadero galimatías, ya que recibiremos quienes vayamos a votar cosa de cinco o seis boletas con cientos de nombres; en esa forma todo se convierte virtualmente en una adivinanza porque poca gente o casi ninguna conoce su sección jurisdiccional y mucho menos el nombre del ciudadano capaz de ocupar un juzgado, una magistratura o un asiento en la futura Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En este orden de ideas vamos a votar la mera verdad a ciegas, a menos espero que las campañas de los aspirantes se han claras precisas y que tengan capacidad y se han conocidos en su territorio, ciudad o distrito.
Sigo siendo partidario de lo que ya parece imposible, conservar el poder judicial en la forma en que se encuentra y, si acaso eliminar a los jueces corruptos, pero no transformar todo un sistema que más bien que mal ha funcionado en el país. También me pregunto gracias a mi ignorancia si se conservará el tradicional Juicio de Amparo.
Así las cosas, la inmensa mayoría de ciudadanos, repito, vivimos en una ignorancia casi total al respecto.
Yo también soy Pueblo
Por allí nos encontraremos