Revoluciones de otoño (I)
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Revoluciones de otoño (I)

 


Nicolás Lenin fue el pseudónimo que para ocultar su personalidad utilizó por algún tiempo Vladimir Ilich Ulianov. Después el apellido familiar fue sustituido definitivamente por “Lenin” y la ciudad donde se consumó el golpe revolucionario del 25 de octubre de 1917 del calendario juliano, Petrogrado, se llamaría después Leningrado. Hoy, como sabemos, la sede invernal de los zares ha regresado a su nombre original: San Petersburgo. V. I. Lenin, como consignaba el Boletín de información de la Embajada de la URSS, nació en Simbirsk en 1870, pero esa ciudad se llama hoy Ulianovsk en honor precisamente de ese líder revolucionario ruso.

Lev Davidovich Bronstein, camarada revolucionario de Lenin no era ruso, sino judío ucraniano y se le atribuye la fundación del “Ejército Rojo”. Pero universalmente se le conoce con su pseudónimo León Trotski, exiliado en México y asesinado en 1940 por los extensos tentáculos del estalinismo. Trotski se arrogó siempre la copaternidad de la Revolución de Octubre y creó una corriente de pensamiento revolucionario conocida como la “Cuarta Internacional”. A Trotski defendió la idea conocida como “revolución permanente”. Tiene muchos detractores, pero también su “casa-museo” en Coyoacán es una especie de sitio de culto para admiradores de ese famoso personaje, siempre vivo y redivivo.

Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, mejor conocido como José (o Iosif) Stalin, era georgiano y a la muerte de Lenin se convirtió en el hombre más poderoso de la Rusia Soviética, habiendo no sólo perseguido a Trotski -su acérrimo rival político- sino a millones de personas durante las “purgas” o eliminaciones colectivas de sus adversarios. Pero Stalin condujo a su imperio comunista a la victoria final contra el nazismo. Luego, durante el revisionismo fue defenestrado del santoral de los soviets y hoy goza de universal desprestigio.

Jacques Mornard o Frank Jackson era en realidad Jaime Ramón Mercader del Río, catalán, hijo de Caridad Mercader, fanáticos estalinistas ambos, fue quien asesinó en agosto de 1940 a León Trotski. Mercader fue elevado al grado de “Héroe de la Unión Soviética” por ese acto brutal ejecutado por consigna de Stalin.

Carlos Contreras, comandante del “V Regimento” (en italiano) de las brigadas internacionales en la Guerra Civil de España; combatía por el bando republicano (en realidad por la facción comunista). Su verdadero nombre era Vittorio Vidali y estuvo en México para cooperar en los atentados contra Trotski. Vidali fue pareja sentimental de Tina Modotti, la fotógrafa italiana que llegó a México gracias a Vasconcelos.

Leonardo Padura (La Habana, 1955), escribió un libro sensacional, El hombre que amaba a los perros, sobre Mercader y Trotski (Hoja por Hoja, 6 de julio 2014), recreando la vida y el entorno mundial de los hechos que llevaron al brutal crimen de Coyoacán. Hace dos días, en la misma casa de Trostski, comentó, con Sebastián Volkow (nieto del revolucionario y testigo de los atentados) la narrativa que lo llevó a estructurar tan formidable lectura.

El régimen soviético llamó a su otoñal revolución “La Gran Revolución Socialista de Octubre”, pero se festejaba el 7 de noviembre, precisamente porque Lenin sustituyó el viejo calendario juliano que mantuvieron los zares, por el calendario que estableciera el Papa Gregorio XIII en 1582.

La “Revolución de Octubre” transformó en efecto al mundo (como preconizaba Marx). No sólo acabó con el antiguo régimen en la Rusia Imperial, sino que impuso una forma de pensamiento y de acción revolucionaria, hasta que en 1989 encontró el germen de su propia destrucción precisamente en el país de su nacimiento. Mijail Gorbachov, con la Glasnost y la Perestroika, daba un giro universal al pensamiento político de nuestro tiempo y a las formas de conducción del Estado.

Caía el Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, marcando en ese mes del otoño, el fin de un sueño revolucionario que quedó atorado en Corea del Norte, Cuba y Venezuela. (Continuará)

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