Navidad, lejos y cerca
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Opinión

Hoja por hoja

Navidad, lejos y cerca

 


Gobernaba Herodes I El Grande (74 a.C – 4 a.C), tetrarca de Galilea, Judea, Samaria e Idumea cuando, según el Evangelio de San Mateo, nació en Belén Jesús. El rey Herodes se interesó en saber dónde había nacido el Redentor y quienes le dieron la noticia fueron los Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltazar, nombres hallados en los evangelios apócrifos).

Siempre se ha tratado de colocar el nacimiento de Cristo como año inicial de nuestra era cristiana. Pero según las indagaciones históricas, nació el mismo año en que murió Herodes. Las cosas se aclaran y ajustan al encontrar en la investigación, que Dionisio el Exiguo (450-525 d.C.), monje conocedor de las matemáticas, astronomía y astrología, calculó el denominado Anno Domini o Año del Señor, con el que comienza formalmente la era actual. Dionisio calculó mal y se ha revisado y rectificado el año del nacimiento de Jesús, siendo entonces que, aunque suene paradójico, nació en año 4 antes de Cristo.

Hoy, 25 de diciembre, la cristiandad celebra el nacimiento de Jesús, el Redentor, el Mesías o el Cristo. Es común poner en duda esta fecha. Se alega que se sobrepuso a las saturnalias romanas o a la festividad del “sol invicto”. Es probable que así sea, porque la Iglesia de Roma y sus pontífices sustituyeron al imperio y los Pontifex o emperadores y como nuevo poder pudo haber elegido esas ocasiones para una de las magnas celebraciones cristianas.

Lo cierto es que no se puede saber la fecha exacta, pero la Iglesia, sabiamente, conmemora el acontecimiento mismo de su propia creación y también por lo mismo, calculó que la fecha de la Anunciación a María por el ángel Gabriel, es el 25 de marzo, nueve meses antes del 25 de diciembre. En realidad, no tiene mucha relevancia para el dogma, para el canon, para la tradición y para la doctrina, si en esa Nochebuena hacía frío o calor, o si los pastores podían cuidar a sus ovejas a medianoche. Hay una secta no cristiana que supone que el nacimiento fue el 2 de octubre, son los testigos de Jehová, que se niegan a festejar la Navidad porque, dicen, no está establecida en los Evangelios, como sí lo está la conmemoración de la muerte y resurrección de Jesús, que es también fecha de mayor importancia.

Poco a poco y a medida que han avanzado las formas accesorias de la vida, el entretenimiento, el hedonismo, las comunicaciones y el antropocentrismo en general, la fiesta de Navidad ha cedido espacios a creencias no bíblicas, como Santa Claus (papá Noel, san Nicolás), el árbol, el trineo y la nieve (aunque no corresponda a muchas latitudes) y se festeja en familia y amigos con abundancia de viandas deliciosas y bebidas como el vino y la sidra. La riqueza de platillos y bebidas es generalmente de gusto mediterráneo, si bien se incorporan productos como el bacalao, pero dentro de los márgenes y litorales de los países que han pertenecido a la fe cristiana. Pero ya en estos días, la Navidad ha dejado de ser una fiesta tradicional religiosa para convertirse en una costumbre secular sin que la generalidad se interese en saber su verdadero origen y profundo significado.

La festividad de hoy, que comienza desde ayer en la Nochebuena, ha sido motivo para reuniones familiares, para expresar amistad y amor. Pero es a la vez causa de distanciamientos, amarguras y diferendos que se extienden en el tiempo. Las familias rompen y se alejan, reprochan y se rodean de soledad y tristeza. Es de lamentar.

Como siempre, esta Hoja por Hoja expresa sinceramente su deseo para que hoy y en el siguiente festejo que es de Año Nuevo, se imponga la sensatez, la cordura, el sentimiento de cariño mutuo, la reconciliación y el regreso a las fuentes originales de esta fiesta: el nacimiento de Jesús en un humilde pesebre de Belén, rodeado de sencillez e inocencia y cuya misión fue redimir al mundo y extender la buena voluntad entre los seres humanos. ¡Feliz Navidad! Dixit.