México en el Consejo de Seguridad: lo inútil
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México en el Consejo de Seguridad: lo inútil

 


Con franqueza: la presencia de México en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, es irrelevante. Ese órgano es manejado por cinco poderosos miembros permanente: Estados Unidos, Rusia, China, Reino Unido y Francia, todas potencias nucleares que deciden guerras y tienen veto. 

A esos cinco, los acompaña, por temporadas, una comparsa de otros diez pequeños, que se relevan en períodos de dos años. En esta ocasión, junto con México son: Estonia, India, Irlanda, Kenia, Níger, Noruega, San Vicente-Granadinas, Túnez y Viet Nam. A éstos se les va prestando la presidencia (es un decir) por un mes, como es el caso de este noviembre a nuestro país. Llevar la presidencia no influye en nada, cualquier propuesta de estos diez menores sencillamente se desdeña o simplemente se veta por cualquiera de los cinco grandes.

En la Carta de las Naciones Unidas (https://www.un.org/securitycouncil/es) se estipula que las funciones y poderes del Consejo de Seguridad son, principalmente: “mantener la paz y la seguridad internacionales de conformidad con los propósitos y principios de las Naciones Unidas; investigar toda controversia o situación que pueda crear fricción internacional; elaborar planes para el establecimiento de un sistema que reglamente los armamentos; determinar si existe una amenaza a la paz o un acto de agresión y recomendar qué medidas se deben adoptar; emprender acción militar contra un agresor; recomendar y elegir a los magistrados de la Corte Internacional de Justicia”.

El gobierno de México quiere aprovechar el lapso efímero de los 21 días restantes, para que el presidente vaya a “hablar del combate a la corrupción”, en un foro que no es el adecuado. Pero el objetivo es dar uso político en México, a un mensaje que no llegará al mundo (no será frente a la Asamblea General, que reúne a 193 países).

Nadie atenderá con seriedad a una prédica sobre cómo combatir la corrupción, cuando el que hable es el presidente del quinto país más corrupto del mundo (The World Justice Project, https://worldjusticeproject.mx/) y con niveles de inseguridad aterradores.

México ha sido miembro temporal del Consejo, en cinco ocasiones: en 1946; 1980-81; 2002-03; 2009-10 y 2021-2022. La única vez que hizo algo relevante, fue en tiempos de Vicente Fox, 2002, cuando se opuso a la invasión de Irak. Puede volver a ser parte cuando quiera, los 5 grandes no obstaculizan a los otros diez, que ni alumbran ni estorban.

La representación permanente de México ante la ONU, se ejerce con un embajador (aunque no sea de carrera), ahora es Juan Ramón de la Fuente, ex rector de la UNAM y ex secretario de Salud, cuyo papel ha sido muy discutido por su medrosa y neutra postura ante los ataques del Ejecutivo contra la Universidad. 

Le toca organizar la participación del presidente el martes 9 de noviembre y presidirá al Consejo de Seguridad, no más de dos sesiones, sin que tenga siquiera oportunidad de opinar o influir ante grandes conflictos internacionales, como los de China-Taiwán-USA; Ucrania-Rusia; Polonia-Unión Europea; AUKUS-Rusia; Afganistán-Talibanes; Bielorrusia-Países Bálticos; Nord Stream 2; entre otros de gravedad mundial. Los cinco grandes se ocupan de eso. Los diez comparsas, sólo toman nota, si traen lápiz.

El presidente irá fugazmente a la ONU, en Manhattan. No hablará con nadie y ni siquiera recibirá ni escuchará a los representantes de los mexicanos inmigrados en Nueva York y todo Estados Unidos, a pesar de las remesas en dólares que envían y que el gobierno, en sus informes, se las adjudica aviesamente como logros. Así actúa, tristemente.

EXTRA. El presidente convierte a la Sedena en empresa mercantil. Penoso papel en la COP-26 en Glasgow: el ejecutivo, sin asistir y sin rubor, se adjudicó el Plan Mundial de Reforestación.