México: la pobreza como meta política
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México: la pobreza como meta política

 


“Primero los pobres” reza la muletilla gubernamental, repetida cada mañana, con fingida humildad, en el suntuoso Palacio que fue de los Virreyes, llegando en ocasiones a insertar el versículo bíblico “a los pobres siempre los tendréis con vosotros, pero a mí no siempre me tendréis”, que repiten tres evangelistas: Mateo 26:11, Marcos 14:7 y Juan 12:8 y que proviene del Deuteronomio 15:11 “Porque nunca faltarán pobres en tu tierra”.

Esa frase, por encima de la ley y de las metas del crecimiento y del desarrollo, es en realidad la reiteración de una política gubernamental que pretende ser una verdad de Estado, es una manera de justificar con la Biblia, una política que no es consecuente con nuestro marco jurídico. Alguien se asume como redentor.

Se está haciendo evidente que el gobierno federal persigue como meta, la permanencia y aumento de los pobres, a quienes debe proporcionar medios de subsistencia, aunque sean precarios, para que, precisamente, se mantengan en un tope de ingreso sin incentivo para la búsqueda de mejora en las condiciones de vida. El reparto de subvenciones entregadas individualmente, llevan el sello de “Cuarta Transformación”, concebida como la redención que otorga el presidente de la República, como una dádiva personal para la consecución de otra meta: el culto a la personalidad y, de ser posible, la permanencia sin fin en el mando.

Según datos del CONEVAL (Consejo para la evaluación de la política de desarrollo social), en información de finales de 2019, en México existen 52.4 millones de pobres, igual al 41.9% de la población total; en pobreza extrema 9.3 millones, el 7.4%, indicando que los estados del país donde es más grande el número de pobres son: Chiapas 76.4%, Guerrero 66.5%, Oaxaca 66.4% y Veracruz 61.8%.

La llegada del coronavirus está generando desempleo mayúsculo en todo el Mundo. En México las consecuencias se ven ya en el empleo de hotelería, restaurantes, comercios, industrias de productos no esenciales, maquiladoras, rama automotriz y auxiliar, entre los principales, que llevarán, en el mejor de los casos, al trabajo informal, fuente alterna de ocupación en una economía que se resiste a la formalidad y con un gobierno que, un día sí y otro también, se dedica a lanzar anatemas y abierta persecución contra las empresas privadas, principales generadoras de empleo y de impuestos.

Los programas sociales del gobierno ya tienen rango constitucional, por tanto, no hay recurso legal con que puedan rebatirse. Lo severo es que el gobierno requiere una inagotable, creciente e ininterrumpida captación de recursos tributarios para satisfacer entre otros, a los llamados “ninis”, encaminados supuestamente a programas de aprendizaje. No se ha probado hasta hoy que se tengan resultados positivos, pero este grupo de beneficiarios, reciben por unas pocas horas al día, ingresos superiores a los de médicos titulados que se están jugado la vida en los hospitales, atendiendo al creciente número de contagiados por el Covid-19.

La meta es tener pobres, acrecentar su número y entregarles dádivas, a cambio de votos en 2021, 2022 y 2024. Asimismo, combatir a la iniciativa privada para estatizar industrias y obtener de ellas pobres resultados, como en PEMEX y tener, como Cuba y Venezuela, las riendas del control político que beneficiará a una clase gubernamental mediocre, que al parecer sólo busca el daño de México.

En paralelo, se está gestando una capa social inconforme, la clase media, que ve mermados sus ingresos, sus empleos, sus pequeños y medianos negocios; se está destruyendo la fuente que da vida a un gobierno empeñado en más pobreza y en proyectos de dudosa viabilidad social y económica. Dixit.

POST SCRIPTUM.- Antequera, muchos mitos y ocurrencias. Lea lo que dice hoy Miguel Herrera López, en páginas de EL IMPARCIAL. Feliz Día de la Santa Cruz, hoy sin el gran festejo de los compañeros albañiles, constructores de nuestros hogares.