México: ni Sísifo ni Prometeo
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México: ni Sísifo ni Prometeo

 


Cuenta la leyenda helénica que Sísifo, rey de Éfira, fue condenado por Zeus, a empujar una piedra hacia la cima de un monte, pero cuando llegaba a esa cúspide, la roca rodaba al piso y Sísifo debía volver a subirla, lo cual sucedía indefinidamente. Era un trabajo sin fin, inútil y repetitivo. La paradoja es que Sísifo siempre tenía la fuerza y entereza suficientes para rehacer esa infame tarea.

De la misma fuente mitológica, Prometeo, el titán que regaló el fuego a los humanos, fue castigado por Zeus, que ordenó encadenarlo a una roca, para que cada día un águila le devorara el hígado, que durante la noche se regeneraba, para ser devorado nuevamente. Prometeo resistió.

México, parece tener características de Sísifo y de Prometeo: padece guerras, invasiones, revoluciones, epidemias y otros males; para luego reponerse, recoger la piedra, subirla y caer nuevamente. O bien, pierde sus bienes por la rapiña política y puede reponer sus deficiencias, siempre a elevados costos sociales. Esto parece no acabar.

Hoy en día nuestro país está sometido, como todo el mundo, a la difícil prueba de enfrentar la pandemia de Covid-19, cuyos orígenes se pierden en un mercado de chino de Wuhan o en la truculencia maléfica de algún laboratorio: todo según indaguen o imaginen reporteros, científicos y hasta políticos. Lo único cierto es que se extiende, como lo fue la peste negra en el siglo XIV, que devastó Europa, con la diferencia de que al final, en 1353, había poca gente, mucha tierra y por un gran panorama para la floreciente agricultura.

Las cosas son ahora a la inversa. Al término de la crisis del Coronavirus, habrá mucha mano de obra desempleada, pero las oportunidades de empleo crecerán de manera muy lenta y el tiempo de reposición será muy largo, lo cual prolongará la crisis económica más tiempo del esperado por algunos gobiernos y autoridades.

Nuestro México, desde diciembre de 2018, con el gobierno de la autoproclamada “Cuarta Transformación”, ha venido sufriendo una caída económica en picada, ya que en 2019 el crecimiento fue negativo y en este 2020 los pronósticos internos y externos, como las calificadoras crediticias, que tanto desagradan al presidente, colocan a México en el nivel más bajo de la OCDE (de la cual somos parte), y sitúan de manera negativa al PIB en 2020, rebajándolo a menos 6.6 por ciento, con el agravante de que el gobierno de Morena se resiste a atender recomendaciones de expertos, al negarse otorgar incentivos y apoyos fiscales al sector empresarial de micro, pequeñas y medianas empresas, generadoras de más del 80 por ciento de la ocupación en empleos formales.

Por el lado del tipo de cambio frente al dólar, de mediados de diciembre de 2019, a mediados de abril de 2020, el peso se ha devaluado en casi 24 por ciento, con la desventaja de que no hay bienes para exportación, lo cual nos favorecería, y lo poco que se pueda importar saldrá a precios muy elevados por la baja oferta.

El gobierno federal se encaprichó al no acceder en una leve reducción en su producción petrolera, porque desconoce que el mercado petrolero está deprimido mundialmente por la crisis. Pero le vendió su alma a Trump. Se empecina también en la construcción de una refinería, sin que las otras seis produzcan, lo cual es tirar dinero al caño. No suficiente con eso, la deuda de PEMEX en los mercados financieros internacionales, está considerada ya como “papeles basura”, por tanto, las puertas al mercado de capitales están cerradas.

Para colmo, ya los gobernadores del PAN y hasta algunos de Morena, han empezado a mostrar inconformidad con el manejo de la crisis de salud, que ha llevado a López Obrador al ridículo de querer precipitar la revocación de mandato en vez de dedicarse a lo fundamental que es gobernar, como lo demanda México de un auténtico estadista, del cual, por desgracia carecemos, como también carecemos de la fuerza de Sísifo y la entereza de Prometeo. Dixi.

NECROLÓGICA: Se fue un gran pelotero, el mejor Short Stop que vio Oaxaca; siempre elegante en el cuadro, Octavio “Tato” Manzano Trovamala. Los aficionados lo recordamos siempre.