Por sus frutos la conoceréis
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¿Quién fue Juana Cata, Juana C. Romero o doña Juana C. Romero?
Doña Juana C. Romero fue una Señora, así, con mayúscula, oriunda de Tehuantepec y que por la fuerza de su carácter, por sus ideas liberales y por su fe católica, es una referencia histórica de su época y es conocida por las obras materiales que realizó en favor de la sociedad en el Istmo de Tehuantepec.
Hace 139 años viajó por el Istmo de Tehuantepec y a parte de la República; a Nueva Orleans y Nueva York; visitó París, Londres, Turquía, Jerusalén y el Vaticano.
Lo relevante es que lo hizo en los medios de transporte de su tiempo, en carreta, a caballo, en tren y en barco.
El martes 10 de abril, se presentó el libro “Juana C. Romero una mujer extraordinaria en la historia de México” escrito por Julia Astrid Suárez Reyna; la presentación se hizo en la Sala Audiovisual del H. Congreso del Estado de Oaxaca, en San Raymundo Jalpan, Oaxaca.
La presentación estuvo a cargo de la antropóloga Julia Suárez Reyna, presbítero José de Jesús Gutiérrez Gutiérrez, maestro Gerardo Felipe Castellanos Bolaños y el maestro Saulo Chávez, y participó como invitada la diputada María Mercedes Rojas Saldaña integrante de la LXIII Legislatura de Oaxaca. El presentador fue el licenciado Mario Enrique Unda. Además del público estuvieron presentes los delegados sindicales del Congreso y el director de Auditoría.
La tesis del libro es: Juana C. Romero una mujer extraordinaria en la Historia de México.
¿Por qué estudiar a Juana Cata? ¿Qué te motivo a estudiar a doña Juana, qué tenía Juana C. Romero que te interesaste en ella? Le preguntaron a la investigadora.
Buscar la verdad sobre la vida de doña Juana C. Romero para rescatarla del olvido.
A finales del siglo XIX, en el mundo la mujer no tenía voz ni presencia y ella rompió con ese patrón y estereotipo; fue la precursora de los derechos de la mujer en México al adelantarse más de 139 años en el tiempo y en el espacio, avance que logró al no aceptar el rol impuesto por la propia sociedad en esa época, imponiendo el respeto al trabajo que realizó a través del comercio y la industria.
Suárez Reyna divide su libro en cuatro capítulos: Los orígenes, la empresaria, la política y la diplomática, en los cuales nos habla de la mujer de Oaxaca, de la señora de Oaxaca, es decir, habla de la mujer que cosecha lo que sembró por más de 50 años.
Habla, en mi opinión de la señora Juana C. Romero de 55 A 80 años de edad.
La segunda Intervención Francesa en México, entre los años 1862 y 1867, tuvo lugar después de que el gobierno mexicano, encabezado por Benito Juárez, anunciara la suspensión de los pagos de la deuda externa en 1861.
En 1867 se necesitaban de muchas mexicanas y mexicanos que aportaran a esta causa; en Tehuantepec la que levanta la mano es doña Juana C. Romero para apoyar esta causa con recursos económicos.
Se logra reinstaurar la República gracias a un gran equipo que se establece alrededor del entonces presidente Benito Juárez.
El prólogo del libro lo escribe Elena Poniatowska: En busca de la verdadera Juana Cata
“Juana Cata no es solo un personaje pintoresco o una tehuana de refajos y olanes, sino que fundó colegios, restauró iglesias, encabezó la lucha por salarios justos, a pesar de ser ella misma una terrateniente. La primera en defender los derechos de sus trabajadores, Juana Cata impuso un nuevo modo de conducir una fábrica. Extraordinaria empresaria azucarera, dueña de los ingenios Santa Teresa, Santa Clara y San Juan de la Cruz.”
1904 en la exposición universal de San Luis Misuri, Estados Unidos le otorgan la medalla de plata a la calidad de su azúcar.
En 1906 funda una escuela para niñas “La Istmeña”, dentro del marco de la orden religiosa de las Josefinas; y otra para varones “Luis Gonzaga” para los que trae de Francia a los mejores maestros maristas de la época; creó el “Instituto de Artes y Buenos Oficios” para muchachos y el de “Artes Manuales y Musicales” para mujeres jóvenes que pretendían escapar del yugo patriarcal.
Repartió becas para que los alumnos y las alumnas más destacados del Istmo fueran a estudiar a Puebla y a la Ciudad de México.
En 1908, en la Exposición Universal celebrada en Londres, recibe de manos de la reina Victoria y del príncipe Alberto la medalla de oro por la calidad de su azúcar.
Una mujer de negocios, con capacidad de mando que ordena, administra, encausa; de rostro fuerte y tranquilo que demuestra que sabe lo que hace y produce la mejor azúcar del Istmo, al grado de ganar dos premios internacionales, una medalla de oro y otra de plata para México; es una líder que con inteligencia y tenacidad, saca adelante su vida y la todos sus trabajadores.
Cuanto dista la sociedad actual, escribe Poniatowska, de una mujer con el talante y las agallas de Juana Cata. ¡Ya quisieran muchas de nuestras primeras damas, senadoras, diputadas y aspirantes a la presidencia tener su porte, su capacidad de mando y su vena empresarial!”
Julia Astrid Suárez Reyna resume el libro al terminar diciendo: “Juana Cata, como la conocía el pueblo en donde nació, Juana C. Romero, como la reconocieron en los países que le premiaron por la valía de su industria, o doña Juana C. Romero como la nombraron en gratificación a su labor emprendedora, educativa y por la ayuda desinteresada a los demás dentro de la institución eclesiástica o de las relaciones públicas donde se desarrollaba, fue la misma mujer diplomática, política y empresaria que en distintas facetas de su vida actuó conforme a las necesidades y circunstancias.
Momentos históricos por su trascendencia nacional e internacional pero, a su vez, momentos tan comunes, tan cotidianos, tan humanos. Juana Cata, una mujer tehuana, oaxaqueña, mexicana, de un lado del pacífico o de alguna costa del Mediterráneo; una mujer como cualquier otra del orbe, sin distinción de época ni raza, una mujer de grandes ideales, de infinidad de hechos y trabajo, una mujer de hoy, viva, contemporánea.”
¡Muchas felicidades Julia, tu libro es un canto a la mujer, a la vida, a la esperanza!