Sólo un poco aquí
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Sólo un poco aquí

 


Es tiempo de sumar el talento, los conocimientos y la experiencia. La estrategia es reconocer, aceptar y aprovechar el hecho de vivir en uno de los estados más ricos del país, sin olvidar que estamos:

“No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí. / Aunque sea jade se quiebra, / Aunque sea oro se rompe,/ Aunque sea plumaje de quetzal se desgarra, / No para siempre en la tierra: sólo un poco aquí.
Netzahualcóyotl”
Pomponio decía que: “Hay personas tan acostumbradas a la oscuridad que en la claridad ven mal”. Para ellos, pero también para ustedes, hice un pequeño extracto de artículos que he venido publicando desde el 2000 en El Imparcial, el mejor diario de Oaxaca, para ver mejor en la claridad; entender que no somos el centro del universo y seguir soñando que todo gira alrededor nuestro; nos pagan por trabajar con vergüenza, con responsabilidad y debemos rendir cuentas con resultados, positivos, por supuesto.

Leyendo a Rómulo Gallegos, en Doña Bárbara, encontré el relato de un padre que camina con su hijo y frente a unos vestigios arquelógicos, que yo visualizo como los nuestros de Mitla y Montealban, el joven pregunta asombrado: padre, ¿por qué aun están de pie estos vestigios de grandeza, de cultura, después de tantos siglos; después de haber sufrido los estragos devastadores de tantos terremotos; de estar expuestas a la erosión de la lluvia, del viento y a la destrucción por la mano del hombre? El padre le contesta con firmeza: Están de pie porque los hombres que las construyeron estaban conscientes de que estaban construyendo una nación; el material que usaron era realmente de primera; los constructores tenían verdaderamente los conocimientos, el talento y la experiencia necesarios; tenían responsabilidad, trabajaban con vergüenza y en equipo como si fueran un solo hombre.

Para construir una nación debemos dar individualmente lo mejor de nosotros mismos a la persona que tenemos enfrente, en el momento en que la tenemos enfrente, por que tal vez nunca la volvamos a ver. Dar individualmente: los padres de familia, servidores públicos, contadores, empresarios, maestros y amas de casa.

La vida siempre es la esperanza de un futuro mejor; un rayo de luz que debe iluminar como un sol; una oportunidad para ser mejores en lo que hacen. Deben definir de manera clara, breve y sencilla qué es lo que quieren de la vida y ha partir de este momento sabrán qué camino deben seguir.
Son los detalles pequeños los que llenan nuestras vidas y para trascender es necesario que sucedan hechos extraordinarios; que estemos allí en ese momento, que coincida nuestra preparación académica y madurez como personas para aprovechar la circunstancia inesperada que cambie nuestras vidas para siempre y nos permita ir realmente más allá del tiempo y el espacio.

La vida es la suma de muchas oportunidades y el éxito o el fracaso depende del uso que le demos a cada una; es esencial que las percibamos, pero principalmente que las aprovechemos; que hagamos algo con nuestra vida, que cambiemos permanentemente para mejorarla. Escuchamos expresiones como: Vi la luz o me llegó la luz o recibí la luz, con las que dan ha entender que percibieron el momento en que cambió su vida.

Juárez, el hombre, encontró su momento de transición en Guelatao; huérfano, analfabeta, pobre, aparentemente sin esperanza; presiente que más allá de la laguna, de la choza, del río, de sus cerros, debe haber otro pueblo, otra nación, otro mundo que ver, conocer, defender, transformar y consolidar. En esta alma serrana el presentimiento se convierte en pensamiento y el pensamiento se convierte mediante la fuerza de voluntad, en acción. Con la bendición de sus abuelos viaja a Oaxaca acompañando a unos mineros y a partir de este momento sus limitaciones las convierte en su oportunidad.

Viviendo en Oaxaca, seguramente en un segundo o tercer patio; en una caballeriza; un corredor o tal vez en una choza iluminada por las noches con un hachón de ocote, un mechero de petróleo o una vela, y fuera de sus horas de trabajo, no duerme; se prepara, se transforma, crece para conducir a la República y pasar a la historia.

Este es un ejemplo claro de lo que se logra con la fuerza de voluntad, consciente del momento que esta viviendo y de la misión que debería de cumplir.

Por nuestro bien y el de la familia debemos saber qué queremos, cuál es nuestro objetivo y encaminar todas nuestras acciones hacía su logro.
Una vez encontrado el camino nos obligamos voluntariamente a compartir con los demás la parte de verdad que vayamos alcanzando; a contribuir en la medida de nuestros conocimientos al bienestar de los demás; no tiene caso pasar por este mundo sin dar sabor a nuestra vida y a la de los demás. Vivir sin pensar y peor aun, sin actuar; sin provocar resultados; sin aportar nada de nada a nadie, ni siquiera a nosotros mismos; vivir así es un desperdicio.

Para alcanzar el éxito, en el renacimiento de cada día se requiere de la esencia, de lo mejor de cada uno de nosotros. Reinventémonos a cada instante. Seamos mejores. Seamos un ejemplo.

Como seres humanos seamos extraordinarios; nuestra vida es una suma de valores. Alimentamos nuestro cuerpo cuando menos tres veces al día, debemos alimentar en todo momento nuestro espíritu. Debemos creer en nosotros mismos.

La calidad profesional no solo se debe tener, se debe demostrar; el principal enemigo del hombre es él mismo, seamos leales con nosotros, con nuestra familia y con nuestro trabajo; el ejercicio profesional implica el compromiso de ser integro, capaz, propositivo.

Debemos ser diferentes en lo que hacemos. Pensar y actuar de manera estratégica. Conservar nuestra ventaja competitiva, construir sobre valores sólidos aprendidos en la familia, fortalecidos en las aulas y trasmitidos en el ejercicio profesional.

Sepamos de una vez por todas quienes somos, de dónde vinimos y hacía dónde vamos. Gnothiseautom decían los griegos y los romanos: nosce te ipsum; conócete a ti mismo. Conócete a ti mismo y mejórate.
Si saben a dónde van, encontrarán el camino.
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