Contra viento y marea y de acuerdo con el guión diseñado por la 4T, cinco mujeres y cuatro varones asumirán el primero de septiembre su nuevo encargo.
Producto de una elección desdeñada por el 87 por ciento de los ciudadanos, donde se contaron dentro de este grupo mayoritario simpatizantes de Morena, Verde, PT, PRI, PAN y MC, que decidieron no acudir a las urnas.
Fue un proceso electoral calculado de acuerdo al bien estructurado texto proyectado por el cerebro maquinador de una nueva Corte, adecuada a los intereses del partido gobernante.
Así como el PRI juntó durante más de 60 años todos los poderes de la Unión (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) en torno al Presidente de la República en turno, Morena sigue el mismo esquema.
No es para menos, ya que un gran número de expriistas ocupan sitios distinguidos dentro de la estructura morenista.
Los altos mandos de Morena dicen que son distintos, que no los comparen con los priistas de las décadas de los 30, 40, 50, 60, 70, 80 y hasta del primer lustro de los noventa, pero actúan como ellos y en algunos casos con mayor cinismo.
Concentrar los poderes de la Unión en torno a una sola persona es el sueño dorado de todos los gobernantes y ahora Morena lo logra.
Si en el pasado personajes, hombres y mujeres con presencia dentro del partido tricolor eran enviados como premio a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ahora se repite la historia con otras siglas.
Los morenos se asumen como los creadores de fórmulas que no les corresponden, aunque es cierto que la primera Presidenta (con A) surgió de su entorno y fue diseñada por el creador de este proyecto, quien lo desarrolló a imagen y semejanza del partido del que formó parte en el pasado lejano.
La creación de la nueva Suprema Corte también forma parte de su legado, es parte de los recuerdos que quiso dejar, entre los que se encuentran la primera mujer Presidenta, la equidad en el gabinete, los programas sociales, la nueva Corte y la concentración del poder en una sola persona.
Andrés Manuel López Obrador no pudo controlar la Corte como él quería, pero sí diseñó al nuevo Poder Judicial para que arrope a su sucesora en la silla presidencial.
Ahora corresponderá a Hugo Aguilar Ortiz presidir un desacreditado Poder Judicial, por lo que deberá asumir decisiones que rompan con la inercia que se le quiere acreditar.
Los tiempos finales de la Corte anterior fueron difíciles. Primero el presidente saliente Arturo Zaldívar, se alió al grupo en el poder y después con una presidenta (Norma Piña) aguerrida que fue confrontada por el Presidente de la República y protagonizaron una dura contienda.
Ahora toca a Hugo Aguilar Ortiz, Lenia Batres, Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz, María Estela Ríos, Sara Irene Herrerías, Arístides Guerrero, Irving Espinosa y Giovanni Figueroa, seguir el esquema diseñado para esta nueva Suprema Corte de Justicia, que de entrada redujo a solamente nueve ministros el total de once que se tenían.