Extravagancia política
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Extravagancia política

 


Vueltas que da la política en Oaxaca. Los incendiarios de la APPO que comanda el iracundo Flavio Sosa motejado “Demonio de Tasmania”, dicen que están en un tris de alzarse con la gubernatura de Oaxaca. Aunque suene grotesco, esto podría suceder por dos cosas:

1.- Me informan que Flavio, un poco más aliñado, anda de la mano con Susana Harp en la adelantada campaña y hasta me relatan un supuesto encuentro con Alberto Esteva Salinas, otro suspirante. Dicen que se encontraron y a bocajarro Flavio le lanzó: “tú no vas a ser (candidato a gobernador). Esteva respondió que “yo sí quiero gobernar a Oaxaca”. En ese encuentro el demonio dio a entender que, una vez que gane Susana él sería Secretario General de Gobierno. Hasta cambió a la tonadita de voz de los poderosos al decir a su interlocutor: búscame de todos modos te vamos a apoyar. 

2.- Extravagante creer en una alianza política entre la señora Harp integrante de las familias dueñas del capital en nuestro país, con el arrebatado que en el 2016 agitó el lumpen y toda clase de desclasados aventureros ¿De dónde surgió esa amistad? En aras de alcanzar el poder todo es posible. Hasta un maridaje entre la representante de la clase más pudiente con el impetuoso incendiario que engañó a los ingenuos con “la primera revolución del siglo 21” para incendiar -literalmente- la capital. Todo es permisible con tal de alcanzar al poder. Ya lo decía Voltaire: “sólo entre hombres (o mujeres) de bien puede existir la amistad, ya que los perversos sólo tienen cómplices, los interesados, socios; los políticos, partidarios; los príncipes, cortesanos; únicamente los hombres honrados tienen amigos”.

LA GRAN DECISIÓN 

Con la oportunidad que caracteriza a este espacio dije que en el partido Morena de Oaxaca estaba servida la cena de negros (caníbales) en la que tratan de engullirse unos a otros.  Después del aparatoso destape de Salomón Jara como candidato a gobernador, inició una competencia de descalificaciones mutuas entre: Susana Harp, Salomón Jara; más ecuánimes Luis Antonio Ramírez Pineda, Raúl Bolaños Cacho Cue, Alberto Esteva.  Hay otros prácticamente anonadados como Adelfo Regino, Héctor Sánchez López, etc. 

De una manera u otra ya empezó, ya está aquí ¡Ya la estamos viendo! Sí. Me refiero a la elección de gobernador del próximo año. Aunque el partido Morena se diga “diferente”, las mañanas son las mismas. Eso de que el nombre de su candidato surgirá de una encuesta resulta una vil mentira. El que decidirá es el presidente López Obrador. Ojalá no se equivoque a la hora de poner el dedo. Habrá que decirle “basta de laboratorios políticos en Oaxaca”. 

Ya tuvimos el lúgubre resultado de su ensayo del 2016 al querer cobrar venganza y hacer rodar la cabeza de un gobernador priista como Ulises Ruiz. Oaxaca de Juárez sufre las consecuencias de uno de sus experimentos más recientes. Puso como candidato para la presidencia municipal a un borrachín como Oswaldo García Jarquín.

No más ensayos por favor. Queremos que López se reivindique con Oaxaca a la hora de designar candidato a gobernador. Que decida por el “menos peor”.

 EL SALTO DEL CHAPULÍN 

 Si el dedo de López señalara a la señora Harp -por ejemplo- sería una decisión infausta para Oaxaca. Significaría entregar el poder al turbulento individuo que, aliado a políticos perversos, incendió, literalmente, la capital oaxaqueña. La mantuvo en estado de sitio casi un año mismo tiempo que cerraron las escuelas públicas. Quienes escuchan a Flavio Sosa proclamarse secretario general de gobierno, empiezan a dudar en el pregón de que “Morena arrasará sea quien sea el candidato”. 

No pocos analistas juiciosos apuntan sobre tres posibilidades de fracaso del partido de AMLO en Oaxaca. Basan sus predicciones en lo siguiente:     

Con un candidato pésimo podría perder las elecciones a partir de la unidad de las fuerzas opositoras. Que éstas presenten muy buenos abanderados y que articulen una narrativa convincente a partir de la figura de los candidatos y sus rémoras. Aquí, otro blanco preferido sería Salomón Jara por sus malos antecedentes. 

Crece tanto esta posibilidad que los partidos de oposición empezando por el PRI, se animan con la esperanza de que el dedito de AMLO señale al peor de su lista. 

Cuando vemos que el dirigente estatal del PRI Eviel Pérez Magaña sale a decir que “El PRI no ha entregado la plaza” o que el chapulín de todos los partidos, el diputado “Carasucia” Benjamín Robles Montoya esté planeando vender la idea de una alianza del PT con el PVEM para volver a venderse como partido bisagra, se volatiza la hipótesis de que “el Morena con cualquiera gana”. Eso es un mentís. 

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