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Opinión

El Crematorio

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Dicen que la nostalgia es el sentimiento que siempre recuerda lo bueno del pasado, de una inmediata lejanía, dominada por la ausencia de valores. Es el tratar de volver el tiempo atrás que nos hace pensar en conceptos como pena, tristeza, melancolía y —por qué no— también enojo y frustración, pues simplemente los ayeres fueron mejores.

Y lo digo con conocimiento de causa. Oaxaca tenía reconocimiento a nivel internacional por su cultura, su nivel académico e incluso se llegó a decir que Tlaxiaco era el París chiquito, pues sus avances en todos los aspectos lo ubicaban como las mejores ciudades de Europa, sin hablar de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), que todavía no alcanzaba su autonomía, y que al parecer le dio al traste. De esos títulos que engrandecían al oaxaqueño culto, educado y noble, que motivaba y ponía de pie solo al escuchar Dios Nunca Muere, se decía entonces que  era el himno de los oaxaqueños. Había respeto, educación y, sobre todo, dignidad y orgullo de llamarse y ser oaxaqueño. 

De esta tierra habían emanado hombres ilustres como Benito Juárez, Porfirio Díaz, José Vasconcelos, los hermanos Flores Magón, una plegada de juristas y filósofos reconocidos con facultades innatas de liderazgo y grandes habilidades para la política y el quehacer público.

Sirva de preámbulo lo anterior, para dar marco a la triste y deplorable situación por la que atraviesa la otrora prestigiada Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), hoy consumida en la corrupción e ineptitud académica, pues la mediocridad de sus rectores la ha sumido en la ignorancia y orillado a la violencia, incitados por los juegos perversos de los grupos facciosos y partidos políticos que se disputan el Botín que se esconde detrás de una malentendida autonomía universitaria, escudo protector de auditorías y rendición de cuentas.

La UABJO —inmersa en la corrupción y en sus innumerables sindicatos— ha sido exprimida y postrada en lo que es hoy: una pretendida universidad, un endeble objeto, gobernada por sus pseudo líderes, porros, parásitos y aviadores que actúan al vaivén de sus ambiciones personales y de grupo que han secuestrado la que un día fue, nuestra Máxima Casa de Estudios y que hoy solo genera mediocres. 

ÚNICA SOLUCIÓN: CERRARLA, ESTIRPAR EL CÁNCER DE RAÍZ, SANEARLA  Y VOLVERLA A ABRIR. NO HAY MÁS…