Daclaración Oaxaca
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Opinión

El Crematorio

Daclaración Oaxaca

 


En el 2001, la fuerza de la  Asociación Mexicana De Editores (AME) aglutinó a más de 70 periódicos del interior del país, encabezada por nuestro gerente y director general, Benjamín Fernández Pichardo, permitiéndole tocar puertas, cabildear y recorrer todo el país, junto con algunos miembros del Grupo Oaxaca, en especial, con el doctor Ernesto Villanueva, quien en justicia se le reconoce como uno de los pioneros de esta conquista de la sociedad civil. El comité ejecutivo de la AME, acudió a la Cámara de Diputados, a cabildear con las diversas fuerzas políticas del país ahí representadas, para la formulación de la Ley emergida de la original “Declaración Oaxaca”. 

Es importante subrayar que la aprobación de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, promulgada por el expresidente Vicente Fox en el 2002, se quiso maquillar como un logro gubernamental, nada más falso. En su momento durante una reunión que los integrantes de la AME sostuvieron en Los Pinos, rechazaron personalmente dicha apreciación, pues fue un logro de la sociedad civil y de nadie más.

El Instituto de Acceso a la información y Protección de Datos Personales en Oaxaca, aún se ve como un organismo al que se puede llenar de recomendados o alfiles, que sirven a los diversos partidos políticos, y presumo que algo parecido ocurre en otras entidades del país, su “autonomía” es muy relativa, pues trae detrás una carga autoritaria.

Es gratificante palpar que continúa existiendo el interés de apuntalar la libertad de expresión en nuestros días, a través de leyes y procedimientos que garanticen su libre ejercicio sin cortapisas, pues hoy —en la actualidad— se observan barruntos de inquietud sobre el tema, más aún cuando se han quedado pendiente en la agenda promover la legislación en torno al secreto profesional del periodista y la transparencia publicitaria, así como la asignación de publicidad oficial que lícitamente le corresponde a los medios de comunicación para que garanticen el derecho a la libertad de expresión, pues sin ella no hay democracia y sin democracia no hay libertad de expresión.