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El Crematorio

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Sin duda alguna México enfrenta una grave crisis sanitaria y económica, que tarde o temprano nos afectará con consecuencias muy graves, y no es que esta crisis esté dañando a todos los mexicanos, que hoy al igual que toda la  humanidad resiente una pandemia que dejará al mundo sumido en una grave crisis, de la cual no podrá salir tan fácilmente, y no podremos echar la culpa a los responsables de ella, pues nadie esperaba este virus llamado Covid-19 que tomó desprevenidos a todos los gobiernos del mundo. 

Aquí en México los gobernantes hasta agradecieron a la pandemia para poder justificar su ineptitud, pues el sistema sanitario nacional se encuentra colapsado y en ningún momento garantiza su salud , pues el erario popular se destina para otros rubros, menos para atender a un pueblo enfermo como es el mexicano, que lo agobia males endémicos como la hipertensión arterial, la diabetes, el cáncer y otras enfermedades crónicas que azotan al pueblo mexicano, ante la nula prevención sanitaria de los gobiernos que nada han podido hacer para contrarrestar los efectos de estas enfermedades, y solo basta ver las instituciones sanitarias como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sanitarios de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que otorgan un servicio deficiente y mediocre a una población enferma y demandante.

Tanto el IMSS como el ISSTE, no garantizan la calidad de sus servicios a los derechohabientes, que a pesar de pagarlos, reciben una atención de pésima calidad pues la corrupción y la ineptitud son los factores denominadores de estas instituciones que dependen directamente de la Secretaría de Salud federal (SSA), en donde la corrupción corroe sus entrañas y a pesar de ser las responsables de la salud pública, esta desatiende a las instituciones privadas de salud que brindan un servicio deficiente y sin calidad alguna, solo basta ver los laboratorios de análisis clínicos, tomografías, etc., con locales y maquinarias en pésimas condiciones, que se supone son supervisadas por esta secretaría y que ha enriquecido a sus titulares e inspectores, que se hacen de la “vista gorda” y, en consecuencia, se brinda un servicio caro y malo.