Niños y niñas
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Opinión

Editorial

Niños y niñas

 


Millones de niños y niñas no disfrutan como debe de ser esa etapa, buscan sobrevivir, guardan silencio por diferentes circunstancias de maltrato; millones de niños trabajando en las calles para llevar dinero a sus hogares. En nuestro país existen más de 40 millones de niños, de los cuales más del 40% tienen que abandonar las instituciones de enseñanza por salir a trabajar, eso los expone a diferentes peligros que enfrenta México, que durante muchos años no ha podido erradicar.

En Oaxaca hay 414 mil 110 niñas y niños menores de seis años, de los cuales el 70.6% vive en condición de pobreza, y ubica a la entidad en el lugar 3 de las 32 entidades federativas con mayor porcentaje de población menor de 6 años en pobreza, sólo por debajo de Chiapas y Guerrero. Existe la carencia por acceso a servicios de salud, además 8 de cada 10 niñas y niños oaxaqueños no cuenta con seguridad social. 1 de cada 5 niñas y niños menores de 5 años padece desnutrición crónica y más de la tercera parte ha presentado infección respiratoria aguda.

México necesita creer en la infancia, ya que esta es el presente y futuro del país, en momentos en que uno de los grandes problemas que actualmente se debaten es la situación de vulnerabilidad que enfrenta la niñez en México, ya que las niñas y niños forman parte de un grupo que al estar en proceso de formación y desarrollo, mantiene una relación de mayor dependencia con otras personas, lo que implica una frecuente violación de sus derechos poco visible en relación con otros grupos de la población.

La situación de millones de niños y niñas se agrava cuando los padres y madres viven en condiciones de marginación y pobreza, pues los niños adquieren responsabilidades ajenas a ellos, renunciando a medios y recursos que son imprescindibles para aumentar sus oportunidades futuras, como lo es la educación. Sin embargo, la reforma constitucional en derechos humanos, parece constituir en el mediano plazo un poderoso referente para la protección de los derechos de las personas entre ellos los derechos de las niñas y los niños.

 

Cuidar bosques

 

Ante un escenario tan devastador como son los incendios forestales, urge proteger el medio ambiente en nuestro estado antes de que sea demasiado tarde y nos enfrentemos a escenarios como los que se viven en la capital del país y que involucran a los estados de la llamada Megalópolis. En nuestro territorio la deforestación por el avance de la frontera agrícola y prácticas agropecuarias inadecuadas aumentan el fenómeno de desertificación, lo que sin duda, se acentuará con los efectos del cambio climático que ya son patentes en nuestro país.

Las zonas de la Sierra Mixe-Zapoteca y los Chimalapas son las más afectadas por los incendios forestales y la tala inmoderada que han acabado con cientos de hectáreas de bosques y selvas. En la sierra Mixe del Istmo de Tehuantepec la creación de nuevos campos agrícolas en zonas boscosas pone en riesgo la flora y fauna de la región al deforestarse anualmente más de 20 hectáreas de bosques en Nativitas Coatlán.

En la actualidad combatir la degradación del suelo y asegurar una agricultura sustentable, más que una opción, es un tema prioritario para el país, por eso no se debe permitir que la riqueza natural se pierda en los ríos y mares, amenazando la capacidad de nuestros hijos para producir alimentos en el futuro.

Este círculo vicioso no se debe tolerar, se debe trabajar para conservar los recursos naturales que aún quedan y para restaurar todo lo que sea posible. El cambio de uso del suelo, los incendios forestales y el método de roza y quema que realizan los campesinos en bosques y selvas han provocado que la entidad pierda 20 por ciento de sus tierras forestales durante los últimos cinco años.

Las instancias oficiales han informado que las regiones más afectadas son la Mixteca y la Sierra Sur, ya que la tierra se ha degradado de manera continua y va desde afectaciones leves a graves. Los principales son la falta de agua y la intervención directa de la mano del hombre, pues éste ha acelerado dicho proceso de degradación y desertificación de los bosques y zonas naturales.