Oaxaca sin agua
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Opinión

Editorial

Oaxaca sin agua

 


La crisis del agua llegó a Oaxaca de Juárez y municipios conurbados sin que se observe cómo se podrán atender las necesidades de miles de oaxaqueños que sufren por la falta del vital líquido. Hoy se sufren las consecuencias de haber ignorado las alertas de la naturaleza, inversiones serias y responsables en acciones de rehabilitación, mejoramiento de infraestructura, capacitación y fortalecimiento del organismo operador para resolver el problema de distribución.

No será explotando los pozos donde la falta de lluvias ha ocasionado que se vayan secando, que se complica con serios y graves problemas como el abatimiento de los niveles freáticos, la presencia de fierro y manganeso y la contaminación bacteriológica. Así como el deterioro de la infraestructura hidráulica, el crecimiento anárquico y el mal estado de la red que complica sensiblemente la distribución.

La sequía registrada en los últimos años ha ocasionado que nuestro país como Oaxaca enfrente desafíos por la falta del recurso. A pesar de que en las últimas décadas las sequías se han intensificado, principalmente en las regiones norte y centro, ya se resiente en la zona sur y sureste de la nación.

El cambio climático altera los patrones de precipitación y vuelve a las lluvias impredecibles. El aumento de la población conduce a un mayor consumo, mientras que la deforestación disminuye la capacidad de los ecosistemas para retener agua y regular el ciclo hidrológico.

Para abordar estos desafíos, es necesario tomar medidas de manera coordinada en todos los niveles -desde gobiernos hasta ciudadanos-. Entre ellas destaca una mayor vigilancia por parte de la autoridad para garantizar un uso más eficiente por parte de los usuarios, mejorar los sistemas tarifarios de tal forma que permitan recaudar más recursos financieros -que se destinen a mejorar la infraestructura hídrica- sin afectar el bienestar de la población más desfavorecida.

Así como trabajar en la protección de las fuentes naturales, la restauración y mejoramiento de la red de agua potable, la captación de agua de lluvia, el ahorro y uso racional del agua en la ciudad.

 

Terminan las obras

 

Debido a los malos ejemplos por las obras inconclusas que han dejado tanto gobiernos estatales como federales, es necesario evitar que se repitan historias del pasado donde se exhibieron grandes vicios que terminaron en grandes fortunas de quienes fueron funcionarios. Los oaxaqueños desean que los trabajos iniciados no se queden a medias, pues si en el pasado inmediato se detectaron pagos a obras jamás emprendidas, sin que hasta el momento alguien haya respondido por ello, la ciudadanía mantiene una permanente vigilancia para que no haya impunidad ni corrupción en la obra pública.

Es necesaria la claridad en la asignación de obra pública, transparencia sobre las formas de contratación que han llevado a cabo dependencias del sector, así como la justificación en aquellos casos en que no se ha hecho por licitación, los montos y las empresas a las que se les adjudicaron. Existe honda preocupación entre los oaxaqueños porque en el sexenio pasado fueron engañados a pesar de que se anunciaron cuantiosos recursos.

La transparencia y la rendición de cuentas son un primer paso, para reducir la discrecionalidad en la toma de decisiones sobre inversión pública en infraestructura. La Constitución en su artículo 134, establece que las contrataciones de todo el Estado Federal Mexicano deben realizarse en un marco de transparencia.

Desde hace varios sexenios constructores locales sostienen que el  90 por ciento de contratos se asigna a empresas locales, pero en contraste, los dineros destinados a las mismas equivalen al 10 por ciento del total presupuestado. Por ello de manera cotidiana se deben realizar auditorías a los recursos presupuestales, pues el mayor compromiso es concluir los trabajos en tiempo y con calidad.

La prevalencia de corrupción en los sectores de la construcción y contratación pública reducen los beneficios potenciales y resultan, en muchos casos, en obras redundantes e innecesarias; obras caras y de mala calidad. El mayor riesgo en la ejecución de una obra de infraestructura es que ésta se inicie y no se concluya, lo cual ya no se debe tolerar.