Protección civil
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Opinión

Editorial

Protección civil

 


Cada vez es más importante y trascendente generar una cultura de la prevención ante la incertidumbre del aumento de desastres relacionados con fenómenos naturales. Con la finalidad de proteger a la población contra los peligros de las hostilidades y catástrofes, para ayudarla a recuperarse de sus efectos inmediatos, así como a facilitar las condiciones necesarias para su supervivencia, se debe impulsar la protección civil para estar en condiciones de responder a estas adversidades.

Aunque la cultura de la prevención sí existe, hace falta incrustarla en todos los sectores de la sociedad, ya que solo ciertas regiones tienen más incidencia por conocer y prever ante la presencia de un desastre. La vulnerabilidad tiene que ver directamente con las acciones de las personas, con lo que hagamos o dejamos de hacer.

Los mexicanos tenemos una acción de protección civil bastante precaria porque solemos reaccionar cuando ya se presenta el desastre; la cultura de la Protección Civil debería ser una acción permanente, que tienda más a la prevención que a la acción inmediata.

Los planes de protección civil son para el estado con la perspectiva a la prevención y mitigación de daños de fenómenos naturales sobre la población, al paso del tiempo se han convertido en obsoletos y en el peor de los casos, simple y sencillamente no existen.

No sólo se trata de proporcionar información básica regional de la distribución de zonas de erosión, deslizamiento de terrenos y sismicidad del estado, con el propósito de integrar información digital disponible en un sistema de información geográfica que permita la visualización y la consulta de los atributos de los temas tratados.

Hoy son una herramienta indispensable para tratar de entender todos estos fenómenos y poder enfrentarlos, pues sin duda, los peligros naturales se deben a circunstancias naturales que ponen en peligro el bienestar del ser humano y su medio ambiente. Los riesgos más conocidos son los que se materializan de forma episódica, a menudo con alcances catastróficos.

 

Atención a Infantes

 

Más de 10% de la población infantil del estado se encuentra laborando, principalmente en zonas indígenas y rurales, además, 50% niños migrantes carecen de la posibilidad de tener estudios. Debido a que casi 100 mil niños y niñas oaxaqueños trabajan en el sector agrícola y urbano, tanto dentro como fuera del estado, es urgente adoptar las medidas que ayuden a atender esta creciente problemática.

El maltrato infantil, con lesiones emocionales y físicas, es un problema social que aqueja a la población de todos los países, pues de acuerdo con datos recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 20% de las mujeres y 10% de los hombres manifestó haber sufrido abusos sexuales en la infancia.

Este tipo de expresiones ocurre en diferentes ámbitos, en el hogar o la escuela, pero también en situaciones de conflicto armado y violencia de género, entro otros escenarios. Por esta razón, el maltrato infantil implica análisis e identificar los diferentes actores que intervienen en el ciclo del maltrato, el cual puede ser de los padres o tutores hacia el niño, del profesor hacia el niño o de un niño hacia otro.

Las peores formas de trabajo se encuentran en la parte agrícola donde los infantes están expuestos a todo tipo de riesgos físicos, desde inhalación de pesticidas, largos periodos ante el sol, hasta cortaduras por herramientas filosas.

Las niñas, niños y adolescentes, constituyen la tercera parte de la población nacional; a pesar de ello el acceso y ejercicio de sus derechos se ve limitado por una visión social que los concibe como “objetos de protección”, excluyéndolos de la participación y toma de decisiones sobre su propia vida e incluso justificando la violencia que se ejerce en su contra.

Las obligaciones que el Estado, las familias y la comunidad tienen para con la niñez y adolescencia, no se agotan al asegurar su supervivencia o atender algunas de sus carencias sociales, es necesario habilitarlos para el ejercicio progresivo de sus capacidades como seres humanos, alentando y fortaleciendo su independencia y autonomía.