Urge voluntad
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Editorial

Urge voluntad

 


Urge redoblar esfuerzos para atender las demandas políticas y sociales que se presentan en un ánimo de evitar que se contaminen con las expresiones que puedan surgir. El reto no es sencillo y se debe apelar al diálogo y la conciliación con cada una de las partes involucradas para mantener canales de interlocución para concluir esta etapa y empezar de nuevo a construir el progreso y desarrollo de Oaxaca, porque corresponderá a la ciudadanía empujar a presionar a las autoridades y estatales a hacerlo.

Nuestra entidad es un mosaico de problemas y conflictos que todos los días merecen especial atención, desde los conflictos agrarios, pasando por los problemas internos municipales y hasta los de carácter religioso, los cuales deben ser atendidos mediante una política de diálogo constante y apegados a la legalidad.

Los conflictos sociales y en especial las movilizaciones se han convertido al paso del tiempo en el mayor reto por superar, ya que al amparo de esas acciones, al margen de la ley la delincuencia común y organizada, han encontrado la mejor forma de operar sin que nadie los moleste. De ahí el gran reto sigue siendo crear un clima de orden y seguridad que permita a Oaxaca multiplicar las inversiones, recuperar el Estado de Derecho, la aplicación puntual de la ley para desterrar y sancionar aquellos ilícitos de organizaciones y grupos que hoy han sentado sus reales.

Las agresiones que protagonizaron ayer habitantes de Santo Domingo Teojomulco no deben tolerarse mucho menos olvidarse, por el contrario, se deben de castigar con apego a la ley ya que no tienen razón de ser debido a que se están atendiendo sus demandas y planteamientos. Volvieron a violentar los derechos de terceros, a retener a trabajadores que nada tienen que ver con sus exigencias y agredir a quienes encontraron a su paso. Si en verdad se desea cambiar el rostro de Oaxaca, se debe empezar a actuar en forma contundente y decidida, prevenir y corregir la incidencia de prácticas indebidas.

 

Estado de derecho

 

Nuestro estado debe recuperar de una vez por todas, el estado de derecho, libertad, paz, seguridad y armonía, un estado modelo en el ejercicio amplio de las libertades públicas y los derechos humanos, así como la construcción de un entorno de concordia, pero sobre todo, en la aplicación estricta de la ley para desterrar cualquier acto de impunidad.

No sólo se trata de castigar a quienes abusan de sus atribuciones como servidores públicos, malversar recursos o se enriquecen a su amparo, se debe ahondar en una cultura de transparencia y rendición de cuentas que debe pasar irremediablemente por la ética y moral de quienes ejercen cargos públicos.

Ante un escenario de crispación social que se vive en diversas entidades del país, en Oaxaca se necesita equilibrar los derechos de todos los integrantes del tejido social, construir consensos y medidas de solución a los problemas que vive el estado, bajo un clima de madurez y civilidad política entre el Gobierno y los diversos actores sociales.

La ciudadanía está cansada de seguir siendo rehén de organizaciones y grupos de presión que han encontrado en la violencia su forma de operar para presionar y obtener sus pretensiones políticas  económicas. Por eso confía exista el firme compromiso de no ceder al chantaje mucho menos a la impunidad de quienes arropados en la muchedumbre cometen ilícitos. Los oaxaqueños desean el respeto irrestricto de los derechos y libertades públicas y civiles, así como el respeto a los derechos y libertades de terceros.

No poner en riesgo la paz pública, los servicios básicos, ni las actividades productivas de fuerte repercusión en la economía y bienestar de la sociedad, así como restaurar la confianza en las leyes y las instituciones, mediante un ejercicio democrático y socialmente responsable de los actos de autoridad; en suma, mantener el Estado de Derecho y el orden público. Hoy se necesita convocar a las organizaciones sociales, partidos políticos y magisterio a devolverle la convivencia armónica a los oaxaqueños que desde hace varios años padecen un clima de constante confrontación.