Erosión de suelos
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Opinión

Editorial

Erosión de suelos

 


La mayor parte de los recursos mundiales de suelos se encuentran en condición mala o muy mala y que las condiciones están empeorando en muchos más casos de los que están mejorando. En particular, el 33% (por ciento) de la tierra se encuentra de moderada a altamente degradada debido a la erosión, salinización, compactación, acidificación y la contaminación química de los suelos. Nuevas pérdidas de suelos productivos dañarían gravemente la producción de alimentos y la seguridad alimentaria, ampliando la volatilidad del precio alimentario, y sumiendo potencialmente a millones de personas en el hambre y la pobreza.

Los desequilibrios hidrológicos graves ponen en peligro los sistemas de producción naturales, lo cual ha ocasionado que Oaxaca tenga la mayor superficie deforestada en todo el país con 1.9 millones de hectáreas de tierra perturbadas y se calcula que al año se pierde un promedio de entre 25 y 30 mil hectáreas.

El cambio de uso de suelo, las actividades agropecuarias, incendios forestales, la tala clandestina y las plagas, pues la desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultantes de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas, merman nuestras tierras.

La degradación de las tierras se define como la reducción o pérdida de productividad biológica o económica de las tierras, por lo que se ha indicado que el 86% de la superficie del estado presenta algún tipo de degradación de tierras (8.07 millones de hectáreas).

Se pierden un promedio de entre 25 y 30 mil hectáreas, equivalente a 18 y 20 millones de árboles, al reconocer como grave la situación por la que atraviesa la entidad, particularmente la Mixteca. En la actualidad combatir la degradación del suelo y asegurar una agricultura sustentable, más que una opción, es un tema prioritario para el país, por eso no se debe permitir que la riqueza natural se pierda en los ríos y mares, amenazando la capacidad de nuestros hijos para producir alimentos en el futuro.

 

Control urbano

 

La falta de control en el crecimiento urbano y de suelo seguro para familias de bajos ingresos ha limitado el desarrollo de las ciudades que en muchos casos ha visto desbordado sus límites municipales, como sucede con la Zona Metropolitana de Oaxaca que abarca 25 municipios. Hoy el reto obliga la intervención y la participación coordinada de las autoridades federales, estatales y municipales para alcanzar el desarrollo urbano, la adquisición de reservas territoriales y el aprovechamiento del suelo interurbano.

Aunado a ello, urge lograr el ordenamiento territorial y ecológico, la identificación de riesgos y el financiamiento para la vivienda, ya que actualmente los municipios no cuentan con la visión y los recursos para poder invertir en la planeación del crecimiento de sus ciudades. Así como realizar estudios y análisis de crecimiento poblacional que permitan planear el crecimiento a corto y mediano plazo de nuestras ciudades y quedar asentados en los Planes de Desarrollo Urbano.

A medida que pasa el tiempo las principales ciudades de Oaxaca presentan un crecimiento desordenado que ocasiona cambios en el uso de suelo y afectan negativamente el desarrollo local, inciden en los índices de competitividad, debilitan el aparato productivo y lesionan negativamente la calidad de vida de las familias, ya que presentan obstáculos para una urbanización ordenada debido a la accidentada orografía del estado y a la carencia de infraestructura y servicios, lo que se traduce en el aislamiento y dispersión de sus asentamientos.

Tales asentamientos son creados por un sector de la población sin los permisos de los organismos competentes, con un reducido ingreso económico que al construir de forma ilegal fomentan la exclusión, por ser zonas sin dotación de servicios básicos, carentes de planificación, en las que se desarrollan construcciones de manera anárquica.