Mayor seguridad
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Editorial

Mayor seguridad

 


Oaxaca como otras entidades del país, requieren de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige. En la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de Derecho, se podrá caminar en la ruta correcta.

El clamor es abatir la inseguridad que se vive en todas las regiones del estado, recuperar la convivencia armónica de las poblaciones que debido a la violencia y actos delictivos se ha perdido, con una alianza con la misma sociedad que permita enfrentar con éxito su combate. Disminuir los índices de inseguridad no solo pasa por frenar los delitos cotidianos como son los robos a transeúntes, a casas habitación, a empresas y comercios, también demanda firmeza y estrecha coordinación con la Federación en la lucha contra la delincuencia organizada que poco a poco se ha acentuado.

Todos los sectores sociales y productivos de Oaxaca sostienen que se debe aplicar la ley de manera contundente, pues ante lo que está sucediendo es alarmante, por eso, la obligación de cada uno de contribuir a que todo vuelva a la normalidad, pues a no dudar la inseguridad ha ido en aumento, situación que se convierte en un aspecto negativo para la atracción de inversiones.

La violencia y delincuencia son problemas que no tienen una expresión única, por el contrario, son situaciones complejas con múltiples causas, diversos factores de riesgo, así como con diversas manifestaciones, lo que implica que no es posible enfrentarlos sólo controlando y sancionando el delito; también es necesario prevenirlos, es decir, abordar las causas sociales y los factores que propician estas situaciones.

Por eso el emplazamiento a todas las corporaciones policiacas que están obligadas a actuar para dar resultados de inmediato en contra de los hechos delictivos que se han suscitado en los últimos días crece, ya que el compromiso es mayor si se desea dejar atrás marginación y pobreza.

 

Impulsar prevención

 

Tras cumplirse un año más de los sismos en la capital del país en 1985, es indispensable mejorar las acciones de prevención y atención inmediata ante desastres, por ello se insiste en crear un Reglamento Nacional de Construcción o Edificación; actualizar el Atlas de Riesgos por localidad y crear un sistema de vigilancia que evite asentamientos humanos en zonas de alto riesgo.

A estas acciones se suma el incremento a la cobertura de los sistemas de alerta meteorológica y sísmica y diseñar protocolos de atención inmediata por parte de las aseguradoras ante desastres naturales de gran magnitud.

Además de impulsar nuevos esquemas de protección y aseguramiento, promover una regulación que fomente el aseguramiento obligatorio de viviendas contra desastres naturales en las zonas más vulnerables; crear un seguro catastrófico básico con opción a potencializarse con la participación de gobierno y aseguradoras.

Los desastres naturales se deben a circunstancias que ponen en peligro el bienestar del ser humano y su medio ambiente y se suele considerar como tales a aquellos que son debidos a fenómenos climáticos o geológicos, lo que excluye los riesgos sanitarios que representan los agentes patógenos. Los más espectaculares son los terremotos y la erupción de volcanes que se producen en los bordes de las placas continentales, y son, por tanto, característicos de ciertas áreas, en particular del Pacífico que incluye a Oaxaca.

Otro riesgo importante son los tsunamis que son olas gigantescas que alcanzan su altura máxima junto a la costa, produciendo enormes pérdidas tanto materiales como humanas, mientras que los desastres climáticos incluyen varios tipos de tormentas, daños a las líneas de costas, las sequías, las inundaciones, el granizo, los rayos del sol y los incendios debido a causas naturales. Los huracanes tropicales son la catástrofe natural más extendida y dañina, produce daños no solo directos por la acción del viento, sino también por las inundaciones.