Desterrar excesos
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Opinión

Editorial

Desterrar excesos

 


Ante los excesos cometidos por políticos y sus familiares exhibidos en las redes sociales, ha llegado el momento de dignificar la carrera política y evitar que el descrédito de todos ellos siga en aumento. Es momento de que la clase política se ponga límites, pues siempre busca su propio beneficio y sigue exhibiendo una enorme rapiña por los recursos económicos de que gozan y que los prolonga a sus familiares, en un exceso que debe ser sancionado por la ley.

Salvo honrosas excepciones, se la pasan deambulando de un cargo de representación popular para amasar fortunas pero jamás responder a las aspiraciones de sus representados. Año con año observamos que los presupuestos para los políticos siempre crecen y crecen, y los recursos en los bolsillos de la gente van decreciendo, eso es totalmente injusto, por eso el país no crece, pero lamentablemente nadie hace nada.

El próximo año en que se van a renovar la Presidencia de la República, el Senado y las diputaciones federales, así como las diputaciones locales y las presidencias municipales, los oaxaqueños confían que los protagonistas de las próximas campañas ayuden a dignificar la política. Existe una enorme preocupación cómo los diputados locales han privilegiado sus intereses y han postergado recursos para temas tan importantes como la salud, infraestructura social, educación y otros más, que van mermando la calidad de vida de los oaxaqueños.

Ante el enorme descrédito que arrastran los legisladores, es necesario implantar un código de ética, dignificar sus tareas y actividades para que no haya abusos. Tanto los medios de información y comunicación, como las redes sociales se han convertido en el mejor termómetro para conocer la irritación de los ciudadanos ante actos de presunta corrupción. Basta tan solo revisar cómo los representantes populares decidieron asignarse un mayor presupuesto antes que atender prioridades de los oaxaqueños. Es indudable que mientras muchos políticos y sus familiares se sigan exhibiendo como los nuevos ricos, continuará en aumento el enojo y la irritación social.

 

 

Anarquía urbana

La falta de control en el crecimiento urbano y de suelo seguro para familias de bajos ingresos ha limitado el desarrollo de las ciudades que en muchos casos ha visto desbordado sus límites municipales, como sucede con la Zona Metropolitana de Oaxaca que abarca 25 municipios. Hoy el reto obliga la intervención y la participación coordinada de las autoridades federales, estatales y municipales para alcanzar el desarrollo urbano, la adquisición de reservas territoriales y el aprovechamiento del suelo interurbano.

Aunado a ello, urge lograr el ordenamiento territorial y ecológico, la identificación de riesgos y el financiamiento para la vivienda, ya que actualmente los municipios no cuentan con la visión y los recursos para poder invertir en la planeación del crecimiento de sus ciudades. Así como realizar estudios y análisis de crecimiento poblacional que permitan planear el crecimiento a corto y mediano plazo de nuestras ciudades y quedar asentados en los Planes de Desarrollo Urbano.

Como se ha denunciado desde hace mucho, las principales ciudades de Oaxaca presentan un crecimiento desordenado que ocasiona cambios en el uso de suelo y afectan negativamente el desarrollo local, inciden en los índices de competitividad, debilitan el aparato productivo y lesionan negativamente la calidad de vida de las familias, ya que presentan obstáculos para una urbanización ordenada debido a la accidentada orografía del estado y a la carencia de infraestructura y servicios, lo que se traduce en el aislamiento y dispersión de sus asentamientos.

Tales asentamientos son creados por un sector de la población sin los permisos de los organismos competentes, con un reducido ingreso económico que al construir de forma ilegal fomentan la exclusión, por ser zonas sin dotación de servicios básicos, carentes de planificación, en las que se desarrollan construcciones de manera anárquica.