A pesar de obstáculos, avanza Martínez Neri
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Editorial

A pesar de obstáculos, avanza Martínez Neri

 


A pesar de carencias económicas y financieras que enfrenta el ayuntamiento de Oaxaca de Juárez y la ausencia de apoyo y respaldo por parte de regidores, Francisco Martínez Neri ha logrado sortear con éxito las demandas y reclamos de los habitantes que exigen mejores servicios y un gobierno cercano a la gente para atender sus planteamientos.

Sin dejar de reconocer que el reto sigue siendo titánico, el presidente municipal de la capital del estado encara serias dificultades debido a que heredó una administración plagada de anomalías e irregularidades pues el anterior presidente municipal, Oswaldo García Jarquín, entregó finanzas en “números rojos”.

A la situación económica, administrativa, se agregó el tema de la crisis de los Residuos Sólidos Urbanos, el cual ha logrado enfrentar ante el riesgo de una crisis de salud pública, por lo cual exhortó a unir fuerzas para que de manera conjunta y sin importar colores políticos, a emprender acciones inmediatas para reflejarse los resultados en el futuro.

Sin duda, encabezar los destinos de Oaxaca de Juárez no ha sido tarea fácil, pues recibió una deuda contraída de 2011 a 2021, de 405 millones 273 mil 007 pesos, de los cuales ya se han pagado 104 millones 773 mil 637 pesos, lo cual representa que se han cubierto un 25% del total de adeudos heredados y sin tener que recurrir a nuevas deudas.

En cuanto a obra pública vale la pena resaltar que ha enfocado su aplicación en zonas con mayor rezago para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y potenciar su bienestar. Sin descuidar el embellecimiento y rehabilitación del Centro Histórico para el disfrute de los oaxaqueños, así como de los visitantes nacionales y extranjeros.

Un rubro que lo mantiene atento es la seguridad física y o patrimonial de los ciudadanos, abatir la delincuencia que no da tregua y reclama de una respuesta contundente, pues tal y como lo ha reconocido, el desafío es enorme, pero será fundamental contar con los habitantes y el orden estatal y federal.

Hoy su reto es impulsar desde el cabildo y la administración municipal, programas emergentes para empezar a resolver temas como bacheo de las calles y avenidas, reordenamiento del comercio informal, reactivación de la economía del municipio, y el rescate de espacios públicos.

 

 

¿Y los planes de estudio?

 

Y sigue el debate sobre los controvertidos libros de texto gratuitos. Desde los años sesenta del Siglo XX que, según los especialistas inició el programa como un coadyuvante de la educación que imparte el Estado Mexicano, hasta en estas fechas, no se había cuestionado tanto su contenido. Por más que lo han querido maquillar con consultas inciertas y la participación de supuestos especialistas, maestros y padres de familia, el gobierno federal está hoy en un serio dilema de credibilidad. Según los responsables sólo se han contabilizado 20 errores. Pero no. Hay muchos más en cuestiones de concepto, barbarismos, el sesgo histórico para apuntalar la ideología dominante, el dogma del marxismo y hacer del régimen actual casi un modelo. El gobierno de López Obrador tan reacio a la crítica, debe admitir que se equivocaron.

La pobreza, mucho se ha dicho, no es el destino de nuestra gente. Sólo la educación puede crear las condiciones de superación personal y del progreso generacional. Y ello no será posible en tanto que, por querer borrar de un plumazo la supuesta propuesta neoliberal o conservadora, ésta devenga ideología, fanatismo, polarización social. Lo grave es pretender construir una nueva historia, haciendo de los valores y símbolos nacionales, no más que un referente, bajo el rasero inquisitorio de un régimen que sólo ha incubado el odio entre los mexicanos. Sin embargo, una cosa son los libros de texto, otra los programas y planes educativos. Históricamente se han empatado ambos. Es decir, se ha buscado congruencia y que unos y otros vayan de la mano. Se trata, seguramente de otro capítulo del que, a la fecha, poco se ha comentado. Compete a los maestros, más allá de sus filias y fobias ideológicas, o las que les hayan anexado sus dirigentes, ver ambos con afán crítico y constructivo.

Porque al final del día, ni padres ni madres de familia estarán frente al grupo, sino sólo los maestros. Y en Oaxaca, en la medida en que éstos sigan tomando la docencia no con vocación o compromiso social sino como ariete para lograr privilegios y prebendas o empeñados en sus paros locos y movilización perpetua, poco podemos esperar de una mejora sustancial en la educación de nuestros hijos.  Un ejemplo lamentable es que, ni siquiera se ha iniciado el ciclo escolar y ya pende sobre la cabeza de niños y jóvenes, la amenaza de paro indefinido. Y eso es no tener ni ética, ni apostolado educativo, menos, conocer el decoro y la vergüenza.