Un órgano obeso e improductivo
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Opinión

Editorial

Un órgano obeso e improductivo

 


Desde el mes de mayo, el gobernador Salomón Jara habría enviado al Congreso del Estado, el texto del Plan Estatal de Desarrollo, 2022-2028. Se trata, como se ha dicho, de las líneas sobre las que caminará la presente administración en los diversos rubros y tareas prioritarias. Los ejes básicos y transversales, en cumplimiento a la Ley Estatal de Planeación vigente. Sin embargo, dicho plan fue aprobado un mes y medio después por diputados y diputadas. Al menos desde las dos legislaturas anteriores, el Congreso oaxaqueño ha sido calificado de obeso, oneroso e improductivo. Así lo ha documentado el Instituto Mexicano de la Competitividad. Se aprueban para sí un presupuesto anual de al menos 400 millones de pesos y aunque gasten el doble, siempre tendrán una justificación. Sin embargo, en materia de leyes y decretos, estamos en pañales.

Período tras período de sesiones, la improductividad y parálisis es la constante entre los representantes populares. La mayoría deja de cumplir con su responsabilidad legislativa para devenir activistas de su partido político. Hay iniciativas que permanecen en la congeladora, a pesar de su importancia, como es el caso de aquellas que tienen que ver con la violencia contra la mujer. En lugar de aprobar leyes para la salvaguarda del Centro Histórico, todo se va en exhortos para que el gobierno municipal lo limpie de ambulantes y basura. Oaxaca es de las entidades del país que, con el argumento de nuestras 16 etnias que, obviamente jamás han estado representadas, tiene 42 diputados y diputadas. Son 25 de mayoría relativa y 17 de representación proporcional. Nuevo León tiene el mismo número, mientras que Chihuahua tiene 33; Jalisco 28 y Coahuila 25.

No es un secreto la falta de perfil y formación profesional de ciertos representantes populares. Por fortuna, desde la aprobación del Presupuesto para 2023 y según lo comentó el ejecutivo estatal, no hubo el famoso “pago por evento” que, antes representaba una suma millonaria para los sobornos legislativos. Además, claro, de la mayoría de las obras que se realizan en sus distritos. Y como ya hemos dicho, con el mismo rasero se puede medir a quienes representan a Morena, PRI, Partido Verde o Acción Nacional. Ya viene el inicio del proceso electoral, con el cual su productividad será nula. Habrá quienes levanten la mano para las diputaciones federales o presidencias municipales. Sin duda pues, hace falta una reforma constitucional para reducir la obesidad de dicho órgano legislativo.

 

Festín de ratas

 

Hay dos delitos que se cometen a menudo en la capital y el área conurbada, pero, por esas contradicciones inexplicables, son minimizadas por las autoridades ministeriales y corporaciones policiales: el robo de tapas de alcantarillas y el de auto-partes. Los delincuentes que se dedican al primer ilícito han generado mucho malestar ciudadano, ya que, con sus manías de sustracción, han creado un universo de trampas mortales, pues las alcantarillas sin tapa se han convertido para los transeúntes en un gravísimo riesgo para la vida y la salud. Hay historiales de decesos por ese ilícito. Pese a conocer el modus operandi grabado por cámaras instaladas en casas particulares o sitios públicos, no se sabe de carpetas de investigación o detenciones, mucho menos de que alguno de los rateros haya sido consignado ante el juez. Menos, de los sitios en donde el producto del hurto se comercializa. Es decir, se ha cometido con absoluta impunidad.

Los períodos vacacionales como los de julio que ya terminan, son, asimismo, festín de los delincuentes que se dedican al robo de auto-partes, en especial llantas, rines y baterías. Operan en banda y, la mayor parte de veces, a bordo de motocicletas. No es cualquier vehículo al que despojan de sus partes. En las fiestas de julio en redes sociales se difundieron fotografías de unidades costosas, en especial Mercedes Benz, Audi o BMW. Es evidente que a las ratas les deja más ganancia, vender rines o llantas cuyo costo en el mercado rebasa los 20 mil pesos o más. Lo peor de todo ello es que la mayoría de grupos y bandas que se dedican a dicho delito, están identificadas, al igual que los carteristas y asaltantes de los mercados, por parte de las corporaciones policiales. Pero tal parece que, en lugar de detenerlos o consignarlos, trabajaran en complicidad.

Un ilícito más que se ha exacerbado es el hurto de motocicletas. Es más, se han dado hechos criminales cuando los asaltantes acribillan sin piedad a aquellos propietarios que se resisten a entregar, así como así, lo que con sacrificio han comprado. La Fiscalía General del Estado (FGEO) que, en la investigación de diversas causas ha estado dando buenos resultados, debe disponer de operativos y castigar a quienes siguen atentando en contra de los bienes de ciudadanos locales y turistas nacionales y extranjeros. No debe permitirse que se difunda una mala imagen de Oaxaca como paraíso de impunidad, pues en las temporadas vacacionales, las principales víctimas son los visitantes foráneos.