Un gigantesco congal
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Opinión

Editorial

Un gigantesco congal

 


El edil de Oaxaca de Juárez y el Cabildo como órgano máximo de decisión municipal deben tomar muy a pecho las denuncias y observaciones ciudadanas, respecto a la proliferación indiscriminada de bares y antros no sólo en el Centro Histórico sino en agencias y colonias. El argumento, muy superficial, por cierto, de que, como ciudad turística, en la capital deben operar en cada esquina, mezcalerías, cantinas y antros de diversión. El visitante del país o extranjero viene a conocer la cultura, la artesanía y la gastronomía oaxaqueñas, no sólo a emborracharse y salir lastimado o con los bolsillos vacíos. Es un error pensar que, por el hecho de recibir cada temporada tantos miles de turistas, es un elemento para convencer a las autoridades a que de manera burda otorguen permisos y licencias, además, que tengan autorización para permanecer abiertos hasta el amanecer del día siguiente, como ha ocurrido con algunos que operan en la Colonia Reforma, escenarios de hechos de sangre.

Muchos de dichos lugares, salvo los tradicionales en los que la clientela ya es conocida, hay abusos, como el cobro indebido, el robo y hasta actos de violencia, como es el caso de un bar ubicado en las inmediaciones de Santo Domingo, hace algunos ayeres, en donde una bala perdida disparada por un sujeto, acabó con la vida de una joven inocente. A ello hay que agregar los abusos y violencia en que incurren los famosos saca-borrachos o garroteros. Igual, ya se han dado casos en un conocido bar del norte de la ciudad, en donde dichos guardias provocaron una batalla campal en la que hubo heridos. Pese a estas acciones e ilícitos, tal parece que no pasa nada. Los antros siguen funcionando. No hay cierres, sanciones económicas o administrativas, como si los giros negros fueran una prioridad. Y tal vez lo sean, por el dinero debajo de la mesa que podrían recibir algunos concejales o funcionarios.

Con la apertura de terrazas por doquier, particularmente en el Centro Histórico, la situación de proliferación de bares y antros creció. Es importante subrayar que, pese a las amenazas de regulación por parte del gobierno municipal el fenómeno sigue creciendo y con ello bares y antros ubicados en las partes altas de viejas casonas, generando un notable deterioro de la imagen visual de este Patrimonio Cultural de la Humanidad. Las quejas de vecinos por el ruido de sonido, escándalos o violencia han sido ignoradas por las autoridades.

 

La guerra sucia

 

Al tenor de los tiempos políticos que se acercan, ya empiezan a aflorar los ribetes de la guerra sucia; las descalificaciones, la información sesgada y los ataques sistemáticos. Las redes sociales y su falta de regulación han sido el medio idóneo para desatar verdaderas campañas de desprestigio. Y eso que apenas estamos al principio de lo que se supone viene en los últimos meses de este año y los primeros del 2024. Se ha llegado a tales niveles que, a raíz de la detención de ex funcionarios del gobierno de Alejandro Murat, se han usado los anuncios de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGEO), para publicitar imágenes de otros ex funcionarios, es decir, fotos montadas y editadas, ofreciendo recompensas millonarias y generando confusión entre la sociedad. Obviamente, todo ello tiene una carga política habida cuenta de que las definiciones de los partidos políticos a los que pertenecen los afectados, estarían en puerta.

Y ello se da en los diversos institutos políticos, particularmente en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, con las candidaturas en puerta de otros partidos políticos no dudemos que en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) se desate una guerra similar o en el Partido Acción Nacional (PAN). El primero y éste se encuentran bastante minados en su militancia luego de las defecciones de los últimos tiempos. Sus dirigencias van a marchas forzadas, pues tienen claro que existe en el país un desencanto generalizado del sistema de partidos políticos en el país, lo que está en el fondo del brutal abstencionismo, como quedó demostrado en las elecciones del pasado 4 de junio en el Estado de México y en Coahuila. Existe entre los mexicanos un justificado hartazgo, dado el presupuesto multimillonario que el Instituto Nacional Electoral (INE), entrega a los partidos políticos vía prerrogativas, sólo para alimentar a una burocracia improductiva y clanes políticos familiares que viven de las mismas como viles parásitos.

Sin embargo, poco puede lograrse al interior de cada instituto político si se sigue con esos viejos moldes de la guerra de lodo que se ha vuelto algo habitual. La mejor manera de descalificar a los mismos cuadros entre sí es, justamente, esa tendencia enfermiza de atacar al adversario o al correligionario, con campañas de descrédito que también han contribuido al desencanto ciudadano. Por ello, cada cuando se acercan los tiempos de elecciones, el llamado a dirigencia y militancia es, apegarse a los principios de civilidad y tolerancia.