La protesta perpetua
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Opinión

Editorial

La protesta perpetua

 


Oaxaca se convirtió desde hace ya al menos cuatro décadas, pero más en los últimos años, en el sitio de la protesta perpetua. Un incidente, una exigencia o petición deviene mecanismos burdos de chantaje y afectaciones al derecho de terceros. Un hecho criminal o la detención de los presuntos responsables puede ser objeto de cierres carreteros, de vialidades, toma de oficinas u otros excesos y atropellos. El miércoles 19 de abril, un mentor perteneciente a la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), fue asesinado en la Heroica Ciudad de Tlaxiaco. Las causas o móviles del crimen están siendo investigados por la Fiscalía General del Estado. Sin embargo, tal cual ha sido la naturaleza del llamado Cártel 22, un grupo de maestros amenazó con movilizaciones y suspensión de labores, en tanto se resuelve dicho homicidio.

Es decir, lejos de exigir a las instancias que procuran justicia e investigan estos casos, con su actitud hacen pagar los platos rotos y la responsabilidad del homicidio a la ciudadanía en general y a los educandos en particular. Se parte de la premisa de que se trata de un crimen de orden político y no que pudiera tener otra naturaleza. Caso contrario es el de un mentor, también asesinado en Tuxtepec la semana anterior, a quien se ligaba con una célula criminal y en cuyo historial delictivo figura que fue detenido en 2019 por portación de arma de fuego. Del segundo caso ni delegación sindical ni compañeros maestros han dicho palabra alguna. Han guardado profundo hermetismo. Pero del maestro asesinado en Tlaxiaco, ya prejuzgan que se trata de un inocente que fue privado de la vida.

En la cadena de crímenes que se han dado en algunas comunidades de la Sierra Sur, concretamente en Santiago Amoltepec, en donde cinco personas fueron privadas de la vida hace poco más de un mes, se incluye la ejecución posterior de un maestro. Pues bien, en represalia porque las autoridades no han detenido al o a los presuntos criminales, un grupo de mentores que laboran en la zona, amenazaron con suspender labores hasta en tanto el gobierno les garantice seguridad. Se trata de esos viejos cartabones de chantaje tan comunes en el sector magisterial, en donde lo que menos importa es afectar el proceso enseñanza-aprendizaje y a la comunidad estudiantil. Es la protesta irracional perpetua lo que caracteriza a nuestro flamante magisterio plagado de un radicalismo enfermo y convenenciero.

 

Semáforos: Peligro latente

 

No sólo las lluvias sino la abulia municipal ha contribuido a que el sistema de semáforos que opera en la ciudad capital y el área conurbada, esté permanentemente colapsado, poniendo en riesgo la vida de miles de automovilistas que tienen que circular por vialidades en donde han dejado de funcionar. Antes eran los medios impresos y radiofónicos los que transmitían la queja ciudadana al respecto, ahora son las redes sociales que, en tiempo real, difunden la situación. No son pocos los usuarios que etiquetan al gobierno de la ciudad de Oaxaca. Sin embargo, hay tal torpeza en el manejo de sus canales de comunicación que se hacen los desentendidos. Menos responden con oportunidad los responsables del área de Vialidad o de Servicios Municipales. La abulia en su máxima expresión. Hay que esperar a que ocurra un accidente para actuar, en tanto hay que dejar que quienes denuncian sigan ladrando, como dijo de manera absurda un importante funcionario del gobierno estatal.

Lo cierto es que el citado sistema de semaforización, en diversos rumbos de la capital sigue en mal estado. Hay cruceros en los que los semáforos se averiaron hace meses y siguen en las mismas. Y los pretextos para no repararlos son múltiples: no hay recursos, el vandalismo contribuye a su deterioro o ladrones que roban los chips, lo seguirán haciendo. Algo similar a lo que ocurre con las alcantarillas de las que han sustraído sus tapas. Nadie se hace responsable, a pesar del peligro que representan para el ciudadano de a pie o para los ciclistas o motociclistas. Accidentes los ha habido y hasta decesos de personas que han caído, exactamente lo mismo que alcances y choques en cruceros en donde los semáforos no funcionan.

Es evidente que el gobierno de Oaxaca de Juárez, en muchos sentidos, se ha desentendido de sus responsabilidades ante la ciudadanía. El mejor ejemplo es el tema de la basura, en donde tuvo que salir el gobierno estatal a resolver un asunto de eminente responsabilidad municipal. Y hay varios temas en los que el gobierno local no ha respondido con hechos concretos, como es el caso de los semáforos o del descuido del arbolado urbano. Pese a ello, la ciudadanía ha respondido con el pago de sus impuestos sin reparo alguno, asumiendo su corresponsabilidad de la que no tiene respuesta de sus autoridades. El bono democrático que le otorgó el cargo de edil a Francisco Martínez Neri, ha ido a la baja.