Progreso y desarrollo
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Editorial

Progreso y desarrollo

 


Las condiciones de pobreza, marginación y rezago se han mantenido en nuestro estado ante la falta de atención en ámbitos determinantes para el desarrollo de los pueblos como lo son la salud y la educación, así como la creciente inseguridad, impunidad y la corrupción que por décadas han mantenido a Oaxaca en los últimos niveles de desarrollo del país, de ahí el reto de atender las aspiraciones de los oaxaqueños por alcanzar progreso y desarrollo que siguen postradas.

Ante los agravios, urge una convocatoria para establecer acuerdos que permitan lograr los consensos necesarios para la prosperidad de los oaxaqueños, para que pasemos de la queja a la participación activa y seamos actores del cambio. Los oaxaqueños se resisten a creer que la pobreza y la marginación son condiciones insuperables en nuestro estado, y comparten la visión de que Oaxaca ofrece grandes oportunidades para todos y que es posible mejorar las condiciones de quienes viven aquí.

Como otras entidades del país requiere de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige, pues en la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de Derecho se podrá caminar en la ruta correcta, pues hasta ahora, la impunidad y la corrupción de muchos de quienes procuran justicia parecen ganar la carrera.

Por otra parte, Oaxaca no puede seguir inmersa en la violencia y la anarquía de los grupos sociales, pues al margen de que salgan a las calles a expresar su sentir no pueden ni deben atentar contra terceros. Nadie se opone a que ejerzan su derecho a manifestarse, pero siempre y cuando lo hagan sin lesionar las garantías de terceros, de empleados al servicio del Estado, de empresarios y comerciantes que crean empleos y que no se meten con ellos.

La debilidad de un estado de Derecho que proteja la integridad física de las personas y de los bienes, genera un ambiente poco propicio para la inversión y el comercio, lo que impacta negativamente la formación de capital, la competitividad de las empresas y la generación de empleos productivos. Pero, sobre todo, deteriora la vida cotidiana de las personas que día a día ven disminuir la aplicación estricta de la ley en contra de quienes alientan actos delictivos.

Los ciudadanos demandan que se atienda uno de los mayores reclamos de la sociedad oaxaqueña que es contar con seguridad física y patrimonial ante la creciente embestida de la delincuencia en las diferentes regiones del estado.

 

Urgen empleos

 

Una de las debilidades de Oaxaca es que 80.5 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) está trabajando en la informalidad y 16.5 por ciento no recibe ingreso alguno, lo que implica que sólo reciben pagos en especie o trabajan a cambio de su sustento diario. En una entidad tan llena de carencias y limitaciones, más de millón 328 mil trabajadores forman parte del empleo informal en alguna de sus modalidades, mientras que poco más de 400 mil trabajadores no perciben ingresos.

El empleo es el indicador que mejor ejemplifica los resultados del crecimiento, sobre todo el empleo formal, que es aquél que le da al trabajador una percepción salarial y un esquema de protección social, como atención a la salud para el trabajador y su familia, una pensión o jubilación, prestaciones de vivienda, principalmente.

De ahí el reto de atender uno de los grandes pendientes, una política laboral que atienda y priorice una constante relación con los trabajadores y fortalezca acciones con los sectores para la generación de empleos formales, brinde atención a los conflictos laborales, definan estrategias para que frene la explotación laboral infantil, en especial cuando siete de cada diez personas ocupadas en Oaxaca realizan su actividad económica dentro de la economía informal.

Esto implica que trabajan itinerantemente en unidades económicas sin contabilidad rigurosa. Aunque la finalidad es poder sobrellevar la economía de las familias, los ciudadanos que terminan en empleos informales también caen en la vulnerabilidad ante la falta de seguro social, prestaciones, aguinaldos y fondos de vivienda.

Además de aumentar el flujo migratorio a los Estados Unidos de Norteamérica donde los hombres oaxaqueños se ocupan desde labores del campo y de la construcción, mientras que las mujeres son contratadas en su mayoría para realizar labores de limpieza del hogar, limpieza en fábricas y comercios.

Oaxaca como la Ciudad de México y Veracruz, destacan tanto por su aporte de emigrantes como de inmigrantes recientes, situación que refleja el desplazamiento de salida y retorno a comunidades tradicionales de origen y destino de migración indígena.