Añejos diferendos
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Opinión

Editorial

Añejos diferendos

 


Oaxaca, como entidad soberana, no se explica sin la existencia de centenas de conflictos agrarios y limítrofes, aunque sólo algunos sean focos rojos. Sin embargo, ello no les quita su peligrosidad. Basta que alguien tenga la infeliz ocurrencia de disparar a sus vecinos para que se desate el infierno y una cadena de venganzas. Lo hemos visto a lo largo de las dos últimas décadas en poblaciones de la Sierra Sur: Santo Domingo Teojomulco contra Santiago Textitlán; Santa María Zenzontepec contra Santiago Amoltepec, o en el distrito de San Carlos Yautepec, con los conflictos entre Santiago Lachivía y Quiechapa o San Lucas Ixcotepec con Santa María Ecatapec. Podríamos mencionar aquí muchos más, pero nos remitimos a los ocurridos y mortales de los últimos años. Ni acuerdos de paz ni, mucho menos firmas y fotos de todos contentos y felices han dado resultados. En las comunidades que se rigen por sistemas normativos internos siempre habrá resabios que jamás permitirán llegar a la paz.

Sin embargo, pese a los buenos oficios de los gobernadores y sus operadores políticos hay conflictos generacionales que no han sido superados, como el que libran Santa María y San Mateo del Mar. Son pueblos de una misma raza: ikoots o huaves, pero tal vez por ello, irreconciliables y mortales. ¿Cómo es posible que, desde hace una década o más, los vecinos de Santa María tengan que rodear por mar, en lanchas, el camino hacia tierra firme, en virtud del cierre del mismo por parte de sus vecinos de San Mateo? ¿Cómo se entiende que en la agencia de Huazantlán del Río, por un conflicto político para la elección de agente municipal, se haya asesinado e, incluso, incinerado a 14 personas –hombres y mujeres- en junio de 2020?

En el discurso oficial es ya común escuchar que son temas agrarios y que no hay jurisdicción para intervenir. Pero hay temas que son cosa juzgada como es el caso de Los Chimalapas que resolvió a favor de Oaxaca la Suprema Corte de Justicia de a Nación (SCJN) y que, pese a ello, nuestras tierras siguen invadidas por nuestros vecinos de Chiapas. Esto es, el máximo tribunal del país afirmó que nos asiste la razón jurídica que, en un Estado de Derecho no tiene marcha atrás. Empero, la abulia y el desinterés gubernamental puede abrir la puerta, de nueva cuenta, a la violencia y el empecinamiento de quienes de manera ilegal y contra derecho viven en nuestro territorio, pero se asumen chiapanecos.

 

Obras inconclusas

 

No les faltó razón a los diputados y diputadas locales del Congreso del Estado cuestionar con elementos de juicio al titular de la Secretaría de las Infraestructuras y Ordenamiento Territorial Sustentable (Sinfra), Javier Lazcano Vargas, en su pasada comparecencia del lunes 21 de noviembre, en el marco de la Glosa del VI Informe de Gobierno. Como mencionamos ayer, la representación popular programó sólo cuatro comparecencias, una de ellas la relativa a las obras que siguen sin concluirse hasta el momento y que, no obstante, su costo y la mala calidad que se ha descubierto en algunas, no se han concluido. Y no nos referimos a las grandes obras que, como ya mencionamos, algunas como la carretera a la Costa no fueron terminadas para ser entregadas en esta administración, por factores ajenos no imputables al gobierno estatal, sino al menos dos ubicadas en los Valles Centrales: el Circuito Interior y la Avenida Símbolos Patrios.

Pese a los cuestionamientos, el titular de Sinfra se fue por los lugares comunes, al dar a conocer la suma millonaria que se invirtió en la realización de 207 proyectos prioritarios. Para los observadores, nada más pasó el VI Informe de Gobierno y se percataron que en las obras referidas ni maquinaria ni trabajadores. Lo cierto es que, no hace falta ser un erudito para darse cuenta lo que falta por construir en la obra de Símbolos Patrios en donde se observa que, ni con tres turnos la misma quedará concluida luego de una serie de claroscuros y falsa información oficial. Una y otra vez el referido funcionario sostuvo que los citados proyectos serían concluidos en tiempo y forma, al igual que el propio ejecutivo estatal. La realidad al parecer es que, a éste, no le han informado con claridad la situación.

Lo anterior, sin duda alguna, sienta un pésimo precedente, pues pese a la tragedia que arrastró este gobierno desde sus inicios en 2017 hasta los resabios del huracán “Agatha” en la costa oaxaqueña y la Sierra Sur, tal parece que no hay un legado digno de reconocer en materia de obras públicas relevantes, sólo tal vez recientemente inaugurado Centro Cultural “Álvaro Carrillo”, que sirvió de escenario para el mensaje a la ciudadanía que pronunció el ejecutivo estatal, durante el cual los asistentes se pudieron percatar que aún no se ha concluido del todo. Y nos referimos a los acabados del teatro y otros elementos del conjunto arquitectónico, que asemejan estar en obra negra.