Acotar la industria del chantaje
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Editorial

Acotar la industria del chantaje

 


Cebados en el chantaje, el amago y la extorsión, algunos dirigentes de organizaciones sociales ya enseñan el cobre para medir fuerzas con el gobierno que entrará en funciones. Hace al menos un mes, tres o cuatro organizaciones lanzaron amenazas de impedir la toma de posesión del nuevo régimen. Y otras, incluyendo al magisterio, siguen en plan de abierto desafío. Quieren, como se dice, medirle el agua a los camotes. Ciertos operadores del gobernador electo, Salomón Jara, han advertido que ni marchas ni bloqueos los intimidarán, menos que algunos pájaros de cuenta quieran espantar con el petate del muerto. Se admite que las protestas en una entidad tan compleja no acabarán. Pero también es cierto, que en los tres períodos previos, incluyendo éste, nadie les ha puesto un alto. He ahí el porqué de su empecinamiento en doblegar al gobierno.

Asumimos que será un serio desafío el manejo que el gobierno entrante le dará a esta epidemia de organizaciones, grupos de presión y membretes. No es tarea fácil quitarle el chupón de los recursos públicos a dirigentes que han nacido y crecido con el mismo. Y viven como virreyes. Pero de una cosa estamos ciertos: aunque doloroso por los latigazos que golpearán a la ciudadanía, la administración entrante debe acabar con esa complicidad perniciosa. Incluso, hay quienes en su afán de lograr prebendas y dádivas sueñan con revivir la tristemente célebre Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca –la APPO-. Y ya maquinan y elucubran con las barricadas, las bazukas hechizas y las bombas Molotov.

Pretenden tomar como rehén, de nueva cuenta, al pueblo inerme. Poner contra la pared al gobierno y asumirse víctimas. Devenir de carniceros en reses. Esa película que ya hemos visto. Se sabe que el gobernador electo ha abierto la puerta a las diversas expresiones políticas, no sólo a los adversarios de su propio partido. Ha buscado la conciliación en las comunidades triquis. Pero también debe tener claro que en la Realpolitik, el diálogo es sólo un elemento de las reglas del entendimiento entre gobernante y gobernados. Cuando éste se agota no hay más alternativa que el ejercicio simple y llano de la ley, para salvaguardar el Estado de Derecho. Si bien es cierto que debe prevalecer la mesura, la tolerancia y la sensatez, que ello no sea sinónimo de debilidad. Hay una ética de la responsabilidad, en la que no se puede sacrificar a las mayorías por caprichos o ambiciones de unos cuantos.

 

Silencio ante desastres naturales

 

Nuestro estado enfrenta estos últimos días, al menos tres desastres ambientales que, pese al riesgo en la vida y salud de los oaxaqueños, de la flora y la fauna, parecen no haber tenido la importancia que merecen. Nos referimos a la crisis de la basura en la capital; el derrame de hidrocarburos en la zona de Salina Cruz, que hasta la semana anterior había afectado al menos 40 kilómetros de litoral y, algo que trascendió en redes sociales: otro derrame, por acción de huachicoleros, en una agencia del municipio de San Juan Guichicovi. En torno al primer tema, el de la basura, desde hace días se supo que los tiraderos emergentes habilitados por el municipio de Oaxaca de Juárez estaban a punto de colapsar. La basura está por todas partes. El argumento de que pronto habría un sitio ex professo para la descarga de desechos sólidos, se ha convertido en una ficción sólo para ganar tiempo y sorprendernos.

Si los pescadores y propietarios de restaurantes de algunas playas como Brasil, Guelaguichi, Chipehua, playa Cangrejo y otras, que han resultado afectados por el derrame de hidrocarburo, creen resolver el problema con bloqueos carreteros y afectando a la ciudadanía, están perdidos. Se trata de un delito federal por el que tiene que responder Petróleos Mexicanos. Luego de haberse reportado el derrame debieron haber habilitado cuadrillas de trabajadores para limpiar agua y playas. Pero no. Simplemente les ha valido. En redes sociales trascendió otro derrame. Éste, por la acción de delincuentes dedicados a la ordeña de ductos. Las fotos difundidas generaron indignación. Animales silvestres muertos por beber agua contaminada, el olor del gas o simplemente por afectaciones a su hábitat. Y es en una zona comprendida en el proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. La pregunta es: ¿no que el huachicoleo ya se había terminado? Con certeza vive una nueva etapa.

A todo este desastre ambiental, ¿dónde está la voz de nuestros representantes populares tanto federales como locales? ¿Dónde las denuncias en tribuna, las iniciativas o los puntos de acuerdo para exigirle al gobierno de Oaxaca de Juárez, atienda con prontitud el tema de la basura, o a Pemex solventar los daños? Siempre lo hemos dicho: hay que darles sólo el voto para que sigan soñando con el siguiente cargo de elección popular, pero de atender las necesidades de sus distritos, eso no es rentable.