Grupos de presión, a la carga
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Editorial

Grupos de presión, a la carga

 


Cada que se acerca un fin de sexenio, los dirigentes y dueños de las franquicias de grupos de presión y organizaciones sociales que viven de la limosna oficial enloquecen. Acostumbrados a vivir alargando la mano sin tener representación alguna, más que aquella que se imponen a sí mismos, llegan a la capital, bloquean carreteras, calles, oficinas, etc., en un afán enfermizo de hacerse notar, fastidiar a la ciudadanía y con ello lograr que los funcionarios les abran las puertas. ¿Cuál es el propósito? Que les otorguen carretadas de dinero según ellos para proyectos productivos, obras de beneficio social o lo que se les ocurra. Esa política ha estado vigente en Oaxaca desde hace al menos tres o cuatro sexenios. Gracias a ello el directorio de organizaciones parasitarias ha crecido de manera exponencial. Unos calculan que son al menos 250; datos del mismo gobierno estiman que son más de 400, tomando en cuenta las que han aparecido en los últimos años.

La forma tan ruin de exigir dichas prebendas la vimos en el pasado período vacacional y lo hemos visto fechas recientes. A los dirigentes que mueven a sus leales no les importa dañar la economía, la paz social o la gobernabilidad. Mucho menos les importa afectar el libre tránsito o los derechos civiles. Ellos van por el dinero, los recursos que el gobierno estatal les ha ofrecido o que ellos presumen les corresponden. Ello, por supuesto, obedece a una lógica: sus exigencias y presiones están ya contempladas en los programas y presupuesto gubernamentales. Tantos millones corresponden al Consejo Indígena Popular de Oaxaca (CIPO); otros más al Frente Popular Revolucionario (FPR) y así, dinero a granel que muchas veces va a dar al bolsillo de los líderes y no a las comunidades o sectores que dicen representar.

Precisamente por ello, ante el inminente fin de esta administración han enloquecido y amenazan, vociferan, presionan. El gobierno de Alejandro Murat, se sabe, ha cerrado ya el presupuesto con miras a una entrega-recepción tersa, transparente y llana al gobernador electo de Salomón Jara Cruz. Obviamente no puede responder a las exigencias de los citados grupos de presión ni, mucho menos, llenarles las alforjas a los dirigentes. Ojalá que ello sirva al equipo que entrará en funciones en el mes de diciembre, para tomar sus providencias al respecto. Ni Oaxaca ni su gobierno pueden estar a merced de esta caterva de vividores.

 

Tortuguismo burocrático

 

Tal como lo hemos publicado en las páginas de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, el municipio de Oaxaca de Juárez se ha convertido en los últimos tiempos en un remanente pernicioso del tortuguismo burocrático. Se ha difundido que resulta un calvario solicitar un permiso para un determinado giro comercial; para darlo de baja es otro suplicio. Es más, para solicitar una simple constancia de vecindad en la Secretaría Municipal es un ir y venir para los solicitantes. Dos cartas de recomendación que tengan casi la filiación del interesado, además del pago y muchos requisitos más. Desde el mes de enero y con la justificación de que entraba apenas una nueva administración, el pago de predial, aseo público, perpetuidad en panteones y otros pagos de inicio de año, se hizo pasar a los contribuyentes un infierno de espera y lentitud.

Otra de las cuestiones en las que el edil Francisco Martínez Neri debe poner mucha atención es en la página de transparencia del ayuntamiento de la capital, a fin de evitar que sean las filtraciones las que dañen su administración, para las que haya que emitir boletines aclaratorios, como es el caso de un funcionario municipal que habría beneficiado a su familia con el otorgamiento de un contrato. El área de Comunicación Social está de cabeza. Quien está al frente ni informa ni envía datos para que la ciudadanía se entere de la labor que desempeña el gobierno de la ciudad. De manera torpe, el titular pretende que con comunicados filtrados en redes sociales puede hacer realidad el fondo del Artículo 6º constitucional que establece el derecho de la ciudadanía a estar informada. Estamos a punto de cumplir ocho meses de la actual administración y lo que trasciende es sólo lo negativo.

No hay que olvidar que tenemos la segunda administración emanada de Morena. La primera, como mucho lo hemos comentado en este espacio editorial, resultó ser un fiasco, con obras en entredicho y jamás realizadas; con un desfalco de 386 millones de pesos y muchos negativos. La esperanza de un gobierno diferente, con un edil como Martínez Neri, exrector de la UABJO; exsecretario de Cultura del gobierno estatal; reconocido profesionista y fiscalista, además de exdiputado federal y coordinador de la bancada del PRD, se puede caer de no rectificar el rumbo que lleva su gestión al frente del municipio citadino.