UABJO: Crisis recurrente
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Opinión

Editorial

UABJO: Crisis recurrente

 


Hace poco más de una semana, el rector interino de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO), Cristian Eder Carreño López, reconoció ante la estructura universitaria, directores de escuelas y facultades y los medios de comunicación, que la institución arrastra una grave crisis financiera, mayor a los 450 millones de pesos y que pagarla implicaría restarle una parte sustancial al subsidio que recibe cada año. Por ello, anunció duras medidas de austeridad. Sin embargo, hay que reconocer que el recién estrenado rector de nuestra Máxima Casa de Estudios, no descubrió el hilo negro de la pésima situación financiera de la institución. Desde años se sabe que la UABJO vive económicamente de milagro o, gracias a los préstamos que a veces sus autoridades tienen que solicitar a la banca privada para hacer los pagos quincenales o aguinaldos.

En la administración del pasado rector, Eduardo Bautista Martínez, trascendió que la situación financiera y de descapitalización hizo crisis. Ello lo obligó a tocar puertas en la Cámara de Diputados federal y en el Congreso local para solicitar apoyo y se incrementara el subsidio universitario. Incluso a fines de 2021, el aludido habría que pedir un préstamo para hacer frente a los temas de nómina. Es decir, el asunto no es nada nuevo y, por supuesto no es fácil. En principio porque ni la Secretaría de Educación Pública (SEP), ni el gobierno estatal tienen como prioridad incrementar el subsidio, habida cuenta la perpetua desestabilización universitaria, la existencia de una mafia de porros, sindicatos y cofradías familiares. Además, porque en el mapa de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), la UABJO ha abdicado de su condición de institución profesional y formativa, para devenir permanente escenario de lucha de grupos y facciones, como se ha visto esta semana.

Pero, ¿cuál es el fondo de esta crisis financiera recurrente? Es simple. Más del 90% del subsidio universitario se va en pago de nóminas, además de las permanentes exigencias de los sindicatos que, como moscas en estiércol, están acosando con sus emplazamientos a huelga, con demandas salariales descabelladas. A ello hay que agregar la creciente sangría que representa el pago de pensiones, laudos, compensaciones. Si a ello agregamos la corrupción, las componendas y el reparto de cotos entre los cuasi patrones de la institución, queda claro que no habrá poder alguno que la salve, con excepción de que algún gobierno le apueste a la refundación de la universidad, para encontrar la hebra de la academia, la docencia y la investigación.

 

Arbolado, no más dilación

 

El tema de la situación del medio ambiente en la capital oaxaqueña ha sido recurrente en este espacio editorial. A lo largo de los últimos años hemos abordado la apatía oficial en lo que se refiere al arbolado urbano, a la pérdida de especies en realidad históricas, emblemáticos para quienes amamos nuestra ciudad. Es el caso de las centenas de palmeras que fueron derribadas luego de haber sido impactadas por la plaga conocida como “picudo”, dejando en el lugar de verdor y belleza, sólo troncos inertes. Pese a tener la evidencia de la enfermedad, gobiernos municipales han ido y venido sin darle la menor importancia, incluso con viejas especies, fieles testigos de siglos de historia, como los laureles del zócalo, uno de los cuales recientemente se vino a tierra. Sólo en los últimos meses, como si fuera un mal fario hemos perdido algunos ejemplares.

Hace un año, en temporada de lluvias, se desplomó un viejo higo que estaba en la Calzada de la República, dejando un hueco y vacío en dicha concurrida vía. Hemos perdido, asimismo, otros ejemplares en el Zócalo de la capital y no se diga el ejemplar que se cayó estrepitosamente en el Paseo Juárez El Llano, hace sólo unos meses. Algunos curiosos y dados a indagar en la historia de la capital le atribuyeron cierta edad y resabios justamente históricos. Para hacer más evidente nuestra deforestación urbana, por esos tiempos se tuvieron que derribar flamboyanes que hace muchos años se sembraron enfrente del ex Convento y Templo de Santo Domingo de Guzmán. Estaban plagados y secos. El área de Ecología del ayuntamiento de la capital los sustituyó por ejemplares sanos. Según Elsa Ortiz Rodríguez, secretaria del Medio Ambiente del gobierno local, se tuvo el apoyo de una conocida fundación.

A lo que vamos es a lo siguiente. Ante la pérdida de nuestro patrimonio natural en la capital, sea por la mano depredadora del ciudadano irresp0nsable o por plagas o por lluvias o sismos, se requieren acciones enérgicas y sin medias tintas de parte del gobierno de la ciudad. Ya a nadie convence el argumento de que no hay recursos para dicho rubro, porque existe la posibilidad de recurrir a instancias particulares como son, justamente, las fundaciones altruistas. La realidad es patética. La ciudad está quedando como un erial, desértico e inerte, ante la abulia y las quejas de falta de recursos de los gobiernos locales. Y ello, ya no puede ser justificación ante una realidad apremiante.