Viernes Santo en Oaxaca
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Opinión

Editorial

Viernes Santo en Oaxaca

 


El Viernes Santo es para los oaxaqueños de la capital y los Valles Centrales, un día de guardar. Este día es de profundo fervor religioso, vigilia y de asistir a los eventos que rememoran el sacrificio de Jesús y su posterior muerte en la cruz. Hace al menos medio siglo, los fieles católicos se vestían de negro para manifestar el duelo. Es más, en las estaciones radiofónicas que cubrían el espacio oaxaqueño, sólo se escuchaba música instrumental o sacra. Establecimientos en donde se vendían bebidas alcohólicas permanecían cerrados. Ni en casa se permitía escuchar canciones románticas a volumen modesto. Todo era silencio. Nada de esparcimiento ni diversión. Aquellos que optaban por ello, tenían la opción de viajar a Puerto Escondido, Puerto Ángel u otros destinos de playa, en donde el ambiente de solemnidad no existía. Todo era más relajado.

Hasta hoy en día, no obstante, la introducción de modas, proliferación de sectas religiosas y otros ambientes que ha traído consigo la modernidad, cientos y cientos de citadinos atiborran las ceremonias de “El Encuentro”, que se celebra en algunas iglesias como la de Santo Tomás Xochimilco o San Matías Jalatlaco. Se trata de un encuentro entre Jesús rumbo al sacrificio y su madre la Virgen María. Un pasaje bíblico que refleja en toda su crudeza del dolor por la inminente muerte del hijo. La dramatización de este pasaje histórico, es único en su género en la capital y otras poblaciones como Santa Cruz Xoxocotlán o Miahuatlán de Porfirio Díaz. Sin embargo, uno de los eventos más notables en este día en la llamada “Procesión del Silencio”, que le ha dado renombre a nuestra capital y miles de turistas del país o el extranjero acuden, justamente, a presenciar esta ceremonia solemne.

Si bien es cierto que los tiempos han cambiado, también es importante reconocer que en nuestros destinos de playa el ambiente es diametralmente opuesto. Desde hace meses las reservaciones en Puerto Escondido o Huatulco, están al tope. Los prestadores de servicios, como ya hemos comentado en este mismo espacio, esperan un repunte importante en sus ganancias, que les permitan recuperarse un poco de las gravísimas consecuencias de la pandemia. No hay que olvidar que durante dos años prácticamente se suspendieron operaciones o se dejaron al mínimo, en hoteles, restaurantes y otros servicios. Y no solamente en los sitios de playa, considerados como privilegiados, sino aún en balnearios, playas locales y otros espacios, en donde se esperan visitantes.

 

Una controvertida reforma

 

Desde hace mucho tiempo, ninguna iniciativa de reforma constitucional había levantado tanto polvo como la Ley de la Industria Eléctrica, también denominada con ironía: Ley Bartlett. Si bien ha sido motivo de análisis diversos desde el punto de vista jurídico, social y mediático, el fondo es uno: restituir el monopolio pleno de la generación y distribución de energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad. Con ello, particularmente su octogenario y cuestionado director, asumirá que, además de sus 20 presuntas propiedades y negocios que le fueron descubiertos, sumará un éxito más. En sentido contrario a la ruta del mundo global, para darle la vuelta al cambio climático y revertir sus efectos nocivos, con esta ley, el gobierno federal pretende seguir anclado en el atraso tecnológico. Es decir, ir a la cola en este rubro. Continuar la generación de energía eléctrica a partir de combustibles fósiles, como el petróleo y el carbón mineral y darles la espalda a las fuentes alternas, susceptibles de producir energías limpias. Es decir, las que provienen del aire o el sol, entre otras.

¿Y cómo afecta a la entidad la citada reforma? Es simple. Oaxaca es, desde hace más de una década, una de las principales fuentes de energías renovables. Amén de las críticas a las empresas que producen energía eólica aprovechando los fuertes vientos en la región del Istmo de Tehuantepec, lo cierto es que se trata de un recurso que nos otorgó la naturaleza y que bien aprovechado y con la anuencia de las comunidades es fuente que también genera empleos y riqueza. Valdría la pena saber, en tiempos en los que las famosas consultas son tomadas como eje de las decisiones gubernamentales, si se cuestionó a las comunidades istmeñas que tienen en su jurisdicción parques eólicos, si están o no de acuerdo con la sobada propuesta de reforma constitucional. Y no nos referimos a grupos u organizaciones que hablan por las mismas, sino a los comuneros directamente interesados.

De lo que sí podemos estar convencidos es que, de aprobarse, será un duro golpe a las inversiones, a la economía estatal y al famoso proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec. ¿Habrá analizado con independencia y frialdad; con reposada reflexión de esta situación, nuestra bancada oaxaqueña en San Lázaro, con al menos cinco o seis diputados istmeños o sólo harán lo que siempre han hecho vergonzosamente: levantar el dedo el próximo domingo? Se entiende, su capacidad de discernimiento es menor a su sumisión a partido y gobierno y no al compromiso con la gente.