Jueves Santo en Oaxaca
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Opinión

Editorial

Jueves Santo en Oaxaca

 


Como ya es una tradición desde tiempos ancestrales, el Jueves Santo de la Semana Mayor se lleva a cabo en Oaxaca de una forma singular. En la entidad, sobre todo en los Valles Centrales prevalece la religión católica. Sólo en las dos últimas décadas fueron llegando a convencer a la población sectas y grupos religiosos, la mayoría de ellas vinculadas con el cristianismo. Sin embargo, cada uno tiene sus formas de recordar el sacrificio de Cristo, incluso entre los propios católicos. Por ello decíamos al principio que, al menos en la capital oaxaqueña, se ha tomado ya como una actividad en el imaginario colectivo, la llamada Visita a las Siete Casas, que no es algo común, ni siquiera en aquellas ciudades o poblaciones en donde se dice, la Semana Mayor cobra especial relevancia. Vale la pena mencionar Mixquic, alcaldía de Tláhuac o Pátzcuaro, en el estado de Michoacán, por mencionar sólo dos.

La tradición citadina dispone que el culto pueblo católico oaxaqueño acuda hoy en familia a visitar siete iglesias. Por ello, veremos que habrá quienes pasen de La Soledad o San José a Santo Domingo, La Preciosa Sangre de Cristo, La Compañía de Jesús, La Catedral Metropolitana, San Cosme y San Damián y San Felipe Neri. O habrá otras familias que opten por visitar San Juan de Dios, La Defensa, Consolación, Los Siete Príncipes, El Carmen Alto, el Carmen Bajo o el Templo de Guadalupe. Hay espacios religiosos que no podrán ser visitados, pues luego de los sismos de años pasados, hoy tienen reparaciones mayores como es el caso de la Iglesia del Patrocinio o La Merced. Otros que también han sido intervenidos por las autoridades son San Agustín y Nuestra Señora de las Nieves.

El abanico de opciones que tienen los católicos para hacer su visita como marca la tradición es amplio. Ello sin contar con algunos templos modernos como la iglesia de Nuestra Señora de Los Pobres en la populosa Colonia Reforma, Felícitas y Perpetua, San José de Calasanz, en el Fraccionamiento San José La Noria, entre otras opciones. En el fondo de todo no es una visita por razones de cumplir sólo con la tradición, sino demostrar devoción y profunda religiosidad respecto a estas fechas, cuya celebración tiene asimismo su contraparte: el relax, la diversión y el sano esparcimiento que se dan en nuestros destinos de playa. En la capital, sólo a disfrutar de la familia, el hogar, la comida en casa o en tantos lugares aledaños en donde pasar momentos agradables.

 

Reforestar, acción urgente

 

Sin duda alguna es demasiado prematuro para exigir cuentas el presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri. Está justamente transitando su cuarto mes de gestión. Si partimos de la premisa de que los dos primeros meses su administración se la pasó componiendo los entuertos de su antecesor, Oswaldo García Jarquín, que le dejó hecho un cochinero de desvíos, adeudos y nada de obras, hay que entender que no acaba aún de despegar en las acciones de su plan de desarrollo municipal que, por cierto, no se conoce nada del mismo, más que pinceladas que los medios de comunicación han recogido. Sin embargo, hay algunas acciones que se han emprendido y que merecen ser tomadas en consideración por la opinión pública, una de ellas, la reposición de las especies de árboles que han sido dañadas por plagas o por la edad, incluso antes de que un añejo árbol se viniera abajo en el Paseo Juárez, El Llano.

En este mismo espacio editorial hemos abordado la visión tan triste que ha dejado la ausencia de centenas de palmeras, en diversos rumbos de la ciudad, particularmente en el norte, que tuvieron que ser derribadas luego de convertirse en un peligro para automovilistas y transeúntes, al estar completamente secas como consecuencia de una plaga denominada “picudo”. Durante tal vez un medio siglo, en algunas avenidas de la Colonia Reforma, como Manuel Ruiz, Heroica Escuela Naval Militar, Heroico Colegio Militar, Las Rosas, Amapolas u otras como el Boulevard Eduardo Vasconcelos, era una delicia pasar debajo de grandes y esplendorosas palmeras, que lucían su verdor y magnificencia. Hoy, sólo se ven troncos secos e inertes. Y todo ello por la abulia de las autoridades municipales que pudieron evitar esa pérdida.

Un caso similar ocurrió con algunos framboyanes que se ubicaban enfrente al ex Convento y templo de Santo Domingo de Guzmán, que tuvieron que ser derribados. Empero, y ahí vale la pena ponderar las acciones de la Secretaría de Medio Ambiente del gobierno municipal que, en coordinación con los especialistas de la Fundación Alfredo Harp Helú, dispuso la plantación de nuevas especies, además de que, se programa un estudio de las especies existentes en la ciudad que requieren atención inmediata, incluyendo a los frondosos laureles del Zócalo capitalino. Sin duda pues, se trata de salvar lo poco que queda en pie de árboles centenarios, higos, laureles de la India y otros que, por los años encima, sismos, tormentas, pero, principalmente por la abulia de las autoridades se han venido abajo.