Hacer valer la ley
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Opinión

Editorial

Hacer valer la ley

 


La impunidad que prevalece en el país y, particularmente en Oaxaca, en la comisión de diversos ilícitos, sólo se explica por la apatía y displicencia de las autoridades para hacer valer la ley y mantener el Estado de Derecho. Desde 2006, en la entidad hay miedo para aplicar la norma, pues ante el menor intento de que las fuerzas del orden se apersone, de inmediato aparecerán los clásicos redentores enquistados en los organismos de derechos humanos para validar una inexistente “represión”. El movimiento político y social de ese año, además de los hechos registrados en Asunción Nochixtlán, el 19 de junio de 2016, nos han marcado de manera negativa, además de que, la ciudadanía inerme es quien paga los platos rotos de esos hechos que, arropados por dichos organismos, han hecho de los verdugos, inocentes víctimas.

Lo anterior viene a cuento porque hay dos o tres acciones que hacen advertir a la sociedad oaxaqueña, de que las cosas podían cambiar. Es el caso de los pseudo normalistas afiliados a la CENEO, de los que hemos comentado recientemente. Los mismos, con la cobertura que les da la desaparición de los 43 de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero, se asumen intocables. Armados de mochilas, en las que llevan a veces cohetones o bombas Molotov, secuestran autobuses urbanos o camiones cargados de mercancía que luego regalan o venden. Con esa impunidad, llegan a las casetas de cobro de Huitzo o Suchixtlahuaca a robar el peaje, el cual cobran de manera forzada a automovilistas y transportistas que obligadamente tienen que pasar por dichas casetas. Pese a las nuevas disposiciones y reformas legales a la Ley General de Vías de Comunicación, aprobadas recientemente, que sancionan dicho ilícito, estos vándalos se asumen impunes.

El pasado viernes, luego de varias horas atracando en la caseta de Huitzo, llegaron hasta el lugar elementos de la Guardia Nacional, la Policía Estatal y otras corporaciones, acompañados de visitadores de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO), para obligar a los vándalos a retirarse. Se trata de una acción oportuna para hacer valer la ley, sin embargo, estamos convencidos de que se debe ir más allá y no solamente disuadir a los que han vivido de este lucrativo e ilícito negocio, es decir, detener a los responsables en flagrancia y consignarlos ante las autoridades.

 

Deforestación urbana

 

Uno de los temas que fue soslayado en la pasada administración municipal fue la deforestación en el entorno citadino. La política de conservación de especies endémicas, algunas de ellas centenarias, no han tenido la atención del gobierno local. Muchas de ellas, viejos laureles de la India o higos que se han venido abajo con el viento o la lluvia, no han tenido la atención oficial de cubrir los huecos. Algo parecido ha ocurrido con el derribo de cientos de palmeras afectadas por la plaga denominada “el picudo”, que dejaron verdaderos eriales en calles y boulevares de la Colonia Reforma. Es más, para los árboles del Zócalo, cuya campaña de conservación ha apoyado El Mejor diario de Oaxaca, no ha recibido la atención gubernamental. La mayoría de dichas especies están en serio peligro de caerse, como ha ocurrido con dos o tres ejemplares que se han venido abajo en los últimos años, con el gravísimo riesgo de dañar edificios públicos, privados o personas.

Durante el trienio de Javier Villacaña al frente de la presidencia municipal, se atendieron con prioridad las áreas verdes. La ciudadanía pudo observar cuadrillas de trabajadores, de manera permanente, dándole mantenimiento o regando los camellones de ciertas avenidas y boulevares. La capital lució con gran esplendor muchas áreas verdes. La Calzada Porfirio Díaz, una de nuestras vialidades más emblemáticas, lucen hoy en día con plantas y especies pequeñas, sin embargo, en algunas partes han estado en completo abandono. En efecto pues, la administración de Oswaldo García Jarquín, por los motivos que sean, jamás se aplicó a formular un plan o programa de conservación del arbolado urbano. No se trata de asumir la falsa posición de ambientalistas que tanto hemos criticado, sino de llamar la atención del nuevo equipo municipal, para no soslayar este importante rubro.

En la administración del edil, Francisco Martínez Neri, hay un área que estará dedicada a la conservación del medio ambiente. Se espera que cumpla con las expectativas ciudadanas. Es decir, que al menos esté pendiente de la demanda de colonos y vecinos que reportan derribo arbitrario de árboles o la caída de algunas especies. En todo caso suplir las pérdidas, como es el caso de las palmeras centenarias que fueron derribadas ante su daño total por la plaga. Es una lástima que, por descuido y abandono oficial, hayamos perdido centenas de dichas especies.