Capital: Como paisaje lunar
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Editorial

Capital: Como paisaje lunar

 


Sin atribuir solamente la responsabilidad al gobierno citadino, eludiendo la propia que compete a la ciudadanía, la capital oaxaqueña, ese orgulloso Patrimonio Cultural de la Humanidad, distinción otorgada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en 1987, muestra hoy, a raíz de las intensas lluvias de las últimas semanas, los síntomas propios de una ciudad en completo abandono. De hecho, desde meses antes de esta temporada, ya se mostraba con claridad la inexistencia de un gobierno local que procure no sólo la seguridad de la población, sino las condiciones mínimas para una existencia digna y decorosa. No hace falta ser un especialista en el tema de desarrollo urbano para darse cuenta de las condiciones físicas tan deplorables de calles, avenidas, mercados, etc. Más aún, de la apatía y desinterés para atender con prontitud estas demandas urgentes.

A través de las redes sociales se ha dicho una y otra vez que la carpeta asfáltica de centenas de calles y avenidas, está total o parcialmente destruida. Baches, hoyancos y socavones son el pan de todos los días. Por ejemplo, sólo la semana pasada, después de días ininterrumpidos de lluvias, apareció un enorme hoyo en una privada de Macedonio Alcalá. Los anegamientos en las calles de Manuel Ruiz, en la Colonia Reforma, no son nada nuevos. Igual a esos hoyancos a la altura del Parque del Amor, que hacen intransitable la zona. Se presentan desde hace años, igual que los accidentes en esas mismas vías. Sin embargo, es atribución del gobierno local atender, en el ámbito de su competencia, las irregularidades que se presentan, sin echar la cinta atrás –un vicio muy socorrido en estos tiempos- y culpar a los gobiernos pasados.

Las condiciones en que se encuentran centenas de col0nias populares no es para echar las campanas al vuelo. Ya se han presentado deslaves que pueden tener un alto costo en vidas. Pero las cosas desde la administración municipal se ven con total displicencia, como se han visto las denuncias de posibles desbordamientos de ríos, arroyos y demás afluentes. Si no hay recursos para cuestiones elementales como es la gasolina para los camiones recolectores de basura, ya imaginamos que tampoco los habrá para enfrentar una situación de emergencia. Dicho argumento para la ciudadanía, que paga puntualmente sus impuestos, ya no vale.

 

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