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Editorial

Urgen acciones

 


El Sector Salud, en estos tiempos de contingencia, ha vivido una crisis inédita. El burocratismo, la opacidad y las complicidades se han enquistado ahí, no sólo de la parte oficial, sino también de los cacicazgos sindicales. La contratación de miles de trabajadores administrativos eventuales, sin el techo financiero correspondiente, ha creado en el gobierno estatal un boquete financiero, que no se podrá resolver en el corto plazo. La desaparición del Seguro Popular y la creación del Instituto para la Salud y el Bienestar (INSABI), que trajo consigo el gobierno de la Cuarta Transformación, no sólo dejó en la indefensión a millones y millones de beneficiarios, sino que vino a develar también, una serie de irregularidades administrativas y financieras, que hoy en día, ponen en tela de juicio todo el sistema, sobre todo, una nómina obesa, que sigue permeando en el sector salud, lleno de trabajadores sin funciones específicas.

Las protestas de los diversos sindicatos que laboran ahí, son permanentes. O es la falta de medicamentos, insumos, uniformes o pagos retroactivos, o son los temas laborales. En el fondo de todo están los desequilibrios presupuestales que hoy han hecho crisis y que tienen como alternativa, el retiro de más de cinco mil trabajadores. Una medida severa, dolorosa, pero según el titular de los Servicios de Salud, necesaria y urgente. Es increíble que sólo los trabajadores de base se estimen en más de 15 mil, con todo lo que ello implica en salarios, prestaciones y demás. Y únicamente en la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud y sub-secciones. Hay que agregar otros sindicatos menores que también exigen prebendas. Lo paradójico es que aquello que falta son médicos, enfermeras y personal calificado. 

Sin embargo, es una total incongruencia, que en la crisis sanitaria que nos ha traído la pandemia de Covid-19, que sólo en el mes de agosto ha mostrado sus efectos más letales, se tenga que privilegiar el pago de salarios ante la prioridad de adquirir equipo, medicinas e insumos. El directorio de médicos y enfermeras que han entregado su vida en el combate a este mortal virus, no debe admitir vacilaciones. Sin duda alguna, la crisis que vive hoy el sector Salud debe tener una salida. Habrá que atender con prontitud la reingeniería del personal y racionalizar el gasto. Para poder seguir cumpliendo su misión debe atender –valga la redundancia- la salud de sus finanzas. Sin presupuesto, sólo será un simple elefante blanco. 

En total abandono

Desde 1987, el Comité del Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), declaró a la Ciudad de Oaxaca, la Zona Arqueológica de Monte Albán y el Conjunto Conventual Dominico de Cuilapam de Guerrero, Patrimonio Cultural de la Humanidad. De ello ya llovió. Han pasado 34 años. Y salvo las placas alusivas que se encuentran en sitios emblemáticos de dichos lugares, poco se sabe de lo hecho por las autoridades locales para mantener tan importante distinción. Obviamente, llegar a ello, no fue algo fortuito. Detrás se dio la participación de todo un directorio de funcionarios y especialistas en el tema, algunos ya fallecidos que, desde hace mucho, las autoridades locales se han negado a reconocer. Asumen que, el reconocimiento provino de algún ente celestial y no del esfuerzo de arquitectos, historiadores, diplomáticos, etc. Tal vez por ello se han desentendido de cuidar el patrimonio, protegerlo y hacer las acciones pertinentes para mantenerlo con orgullo.

En editoriales anteriores reconocimos que nunca antes nuestra capital presentó una imagen tan deplorable como la de hoy. Un Centro Histórico lleno de basura; de comerciantes en la vía pública en franco reto a la autoridad local, no es algo digno de encomio. Menos en una ciudad catalogada a nivel internacional y con constantes reconocimientos, como una de las más bellas, al menos de México y Latinoamérica. Y dejemos atrás los baches, las vialidades intransitables, el sistema de semáforos colapsado, entre otros. Oaxaca de Juárez asemeja una capital sometida al abandono; lacerada por muchos males. Y los problemas se habrán de agudizar ahora con el recorte que sufrieron nuestras participaciones federales. El golpe a los municipios, particularmente el más importante, la capital, se habrá de añadir a un gobierno local descapitalizado, incapaz de hacer frente a sus compromisos.

La ciudadanía espera un golpe de timón, el cumplimiento de las responsabilidades y de las promesas de campaña. Estamos a escasos cuatro meses y poco más del cambio de estafeta municipal. No se puede arriesgar el bono democrático, a la indiferencia, la apatía y la insensibilidad. Más allá de filias o fobias políticas; de ideologías o militancia; de fijaciones o resentimientos, el bien de nuestra capital nos compete a todos. Bien por los organismos de la sociedad civil que han asumido su papel en exigir resultados y restituir la dignidad de nuestra ciudad. Es nuestra corresponsabilidad. Hagamos cada quién lo que nos corresponde.