Contaminación electoral
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Editorial

Contaminación electoral

 


Desde el pasado lunes iniciaron las campañas políticas para las presidencias municipales, esto es, el domingo seis de junio habremos de elegir en Oaxaca, 10 diputados federales, 25 diputados locales y 153 presidentes municipales que se rigen por el sistema de partidos políticos. Ello ha generado el despliegue de una impresionante campaña publicitaria, que se traduce en espectaculares, bardas, medallones de taxis y camiones urbanos, además de anuncios en medios impresos, radio y televisión. Los ciudadanos estamos prácticamente abotagados de nombres, promesas, discursos, tonadillas, etc. A todo ello hay que agregar que en este proceso electoral, calificado como la madre de todas las elecciones, participan 12 partidos políticos, algo nunca visto en la historia de procesos electorales. Cuestión pues, de imaginarse la cantidad de personas que se promueven y las que se mueven junto a ellas, además, de quienes ya se capacitan para participar en las casillas.

No es nada descabellado que las autoridades: el Instituto Nacional Electoral (INE), en todo lo que competa al ámbito federal y el Instituto Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (IEEPCO), en lo concerniente al entorno local, llamen a cuentas a partidos, coaliciones y candidatos a que, una vez concluida la jornada electoral, se proceda al retiro inmediato de propaganda; la limpieza de bardas y anuncios en carreteras; de todo aquello que afecte la imagen visual tanto de la capital como de los municipios y comunidades. Es inconcebible que haya aún bardas y letreros de quienes fueron candidatos hace diez años o más. Cualquier vecino puede percatarse de la cantidad impresionante de espectaculares que hay en la capital y el área conurbada, con nombres de candidatos y partidos, dando al escenario que, en otras circunstancias sería natural, una imagen grotesca.

Insistimos: el sistema de partidos políticos ya está desgastado en México. La publicidad implica desembolsos millonarios que cada partido paga pero que, al final de todo, es dinero de nuestros impuestos. La democracia en el país es demasiado onerosa. En ninguna parte del mundo –según se sabe- el Estado tiene que darle a los partidos políticos sumas millonarias para sus campañas políticas, vía prerrogativas. Estamos convencidos de que hay un buen segmento de mexicanos que están en contra de las subvenciones a los citados partidos y a la burocracia que trabaja para ellos.

Impunidad insultante

El pasado jueves 29 de abril en la madrugada, terminaron las mesas de diálogo entre las autoridades educativas y del gobierno estatal con un grupo de pseudo normalistas, integrantes de la llamada Coordinadora Estudiantil Normalista del Estado de Oaxaca (CNEO), que aglutina a quienes se presume, están inscritos en el sistema de 11 normales existentes en el estado. En un comunicado oficial se hace público que el gobierno estatal admitió la mayor parte de las demandas de este grupúsculo de vándalos, luego de semanas de atropellos a los derechos civiles, abusos, destrucción, secuestro de unidades de transporte, robo y asalto en oficinas públicas y de mantener bloqueados los accesos al Aeropuerto Internacional de Oaxaca, situación que ocasionó daños a miles y miles de pasajeros, además de un golpe demoledor a la economía local.

Como lo comentamos en su momento, no eran demandas estudiantiles las que estuvieron detrás de la actitud provocadora de estos vándalos, sino las manos de titiriteros del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y de dirigentes de grupos y facciones de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) -también identificado como Cártel 22-. Los cabecillas y mercenarios de este grupo pseudo estudiantil, estuvieron identificados desde un principio. Sin embargo, con todo en lastre de daños y afectaciones que provocaron a la sociedad oaxaqueña, luego de haber recibido el oro y el moro de parte de las autoridades estatales, levantaron el bloqueo al Aeropuerto, sin recibir amonestación alguna, mucho menos que se les finquen responsabilidades de tipo administrativo o penal. 

Es decir, con una impunidad insultante, los rijosos y violentos delincuentes juveniles se retiraron a su bastión: el Centro Regional de Educación Normal (Creno), en donde guardan el producto de sus atracos, las bombas Molotov y demás instrumentos de que disponen para agredir al Estado y a la ciudadanía. Tal parece que habría de felicitarlos o darles las gracias, pues luego de sus tropelías, el gobierno, temeroso, sólo atiende a que otros paguen los platos rotos. No tarda en que vuelvan de nueva cuenta. Su propósito, ya lo hemos dicho no son cuestiones de mejora estudiantil, de asignación de plazas o eximirlos de exámenes. No. Su papel es de mercenarios de partidos y grupos políticos, que buscan entorpecer el panorama electoral.