Acto de justicia
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Editorial

Acto de justicia

 


El miércoles 31 de marzo, el gobernador Alejandro Murat estuvo en la zona del Mercado de Abasto. Acudió a supervisar las obras de remodelación que se llevan a cabo, luego del incendio del 27 de mayo de 2020 que devastó parte importante del principal centro comercial popular de la capital. Luego del siniestro, los reclamos no se hicieron esperar. El olvido en que ha estado durante décadas se hizo evidente. La situación de vulnerabilidad ante cualquier incidente, como el ocurrido en esa fecha, cuando una chispa de soldadura desató el incendio, reclamaba para dicho mercado, una acción urgente de parte de las autoridades. Además de otros factores como la inseguridad, el consumo y venta de estupefacientes, entre otros temas que vulneran a mercaderes y clientes. 

En un ambiente de respeto y camaradería, el ejecutivo estatal convivió con locatarios que vieron en la visita una oportunidad para agradecer y reiterarle su disposición a trabajar. De viva voz, los afectados por el incendio mostraron gratitud. No hay que olvidar que fueron más de ciento veinte locales los que resultaron dañados, además de la pérdida de sus mercancías que fueron consumidas por el fuego, que no es un asunto menor, dado que la mayoría de dichos mercaderes van al día con la venta de sus productos, es decir, no cuentan con capital que les permita sobrevivir sin laborar en sus espacios comerciales. El avance de las obras de remodelación implica que dicho centro comercial, fundado más o menos en 1972, al fin recibe la atención de un gobierno, dejando al descubierto una serie de deficiencias que jamás habían sido atendidas. 

Los oaxaqueños que asisten a realizar sus compras, que buscan mejores precios y ahorros en su gasto familiar; para los locatarios, atosigados por bandas de rateros y grupos delictivos que cobran derecho de piso, entre otros problemas, requieren de espacios dignos y decorosos. Ya basta de que dicho espacio sea, como hasta hoy, un vertedero de ruido, anarquía, inseguridad. Que las obras citadas pues, restituyan la dignidad perdida de dicho centro comercial popular que, a casi cincuenta años de haberse creado para el bienestar de los oaxaqueños ha dejado de serlo desde hace mucho. Se trata pues, de obras que han recibido el respaldo y la confianza de los oaxaqueños en general. Ésta será, sin duda alguna, una de las obras más emblemáticas de la administración de Murat Hinojosa, a poco menos de dos años de dejar el cargo. 

Pasada la temporada

Esperamos, con fe y confianza, que la pasada temporada de Semana Santa haya sido un pequeño respiro para nuestra industria sin chimeneas; que la afluencia de visitantes, con todo el riesgo que ello implicó, tenga un efecto de alivio a las grandes pérdidas que ha habido con la pandemia y, sobre todo, que aquellos vaticinios de que pudieron haberse incubado más contagios como producto de la llamada “tercera ola” –de la que hablamos hace sólo unos días- no haya sido de tal magnitud para ponernos de nueva cuenta en semáforo rojo, justo cuando nos han ubicado en amarillo. Si bien hubo llamados a quedarse en casa, a cumplir con las medidas sanitarias, como el uso del cubrebocas, la sana distancia y otros, también es cierto que miles y miles no las cumplieron por omisión o simple irresponsabilidad. 

No es un secreto que, para poder acceder a los visitantes del país y el extranjero, la industria de la que viven miles de familias oaxaqueñas, particularmente de la Costa, en negocios de comida y hospedaje se tuvieron que aplicar estrictos protocolos de sanidad. No se llegó a los extremos de algunos destinos ubicados en la zona norte del país, en donde se exigió a los visitantes pruebas de Covid-19. Sin embargo, se sabe que los propietarios o gerentes mantuvieron firmes las medidas de prevención. A ello hay que agregar que, desde hace días, las autoridades municipales decretaron el cierre total o parcial de algunos balnearios naturales. El anuncio de la llegada de la tercera ola, impactó negativamente cualquier posibilidad de que las familias pudieran salir de vacaciones, como solían hacerlo en temporadas de normalidad. 

Con certeza hoy, la Secretaría de Turismo estará dando cuenta de las estadísticas de afluencia, ocupación y derrama económica, como suele hacerlo. Es importante subrayar que hay que aplaudir cualquier mejoría. Desde marzo de 2020, no hay noticias agradables al respecto y, por lo que se advierte, las cosas no mejorarán en los próximos meses. Es más, el ejecutivo estatal ya mencionó la suspensión de nuestra fiesta máxima en el mes de julio, lo que implica que de nueva cuenta nuestros períodos de mayor afluencia se verán fustigados. Ojalá que la campaña de vacunación que lleva a cabo el gobierno federal sea en realidad un paliativo a esta etapa crítica y llena de desazón. Miles y miles de negocios han cerrado. La situación económica y laboral es desesperante. Ya queremos ver una luz al final del túnel.