Detener baño de sangre
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Opinión

Editorial

Detener baño de sangre

 


Si bien es cierto que el fenómeno se ha exacerbado en los últimos meses, aunque esa masacre entre hermanos lleva ya varias décadas, el gobierno de Alejandro Murat debe instrumentar alguna estrategia para detener el baño de sangre que hoy en día ha enlutado a muchos hogares en la zona triqui. Existe en dicha etnia una tendencia enfermiza a la violencia y a tomar a sus hermanos de sangre como sus peores enemigos. Las emboscadas y enfrentamientos se dan sin rienda ni cuartel, de tal suerte que no importa si los que caen son ancianos, adultos o niños. Es decir, los criminales y sicarios no ven pelos ni tamaños. Agarran parejo, como ocurrió la semana pasada en inmediaciones de El Rastrojo-Copala, distrito de Santiago Juxtlahuaca, en donde cuatro miembros de una familia fueron asesinados, incluyendo una niña de 10 años de edad, en tanto que otros tres menores resultaron heridos.

En la zona, todo mundo lo sabe, hay al menos tres organizaciones que se disputan la supremacía: el Movimiento de Unificación de la Lucha Triqui (MULT), el Movimiento de Unificación de la Lucha Triqui Independiente (MULT-I) y la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT). Pero existen diversos factores como ejes de enfrentamientos y celadas. Sin embargo, pese a la violencia permanente en la zona, las autoridades parecen estar paralizadas para actuar y no intervienen. Ningún acuerdo de paz ha funcionado. Existe una violencia soterrada entre hermanos de la misma etnia. Jamás se ha procedido a una campaña de desarme, pero en los hechos de violencia se han detectado armas de alto poder, de uso exclusivo de las Fuerzas Armadas o de los grupos criminales. La pregunta es: ¿cuál es el temor de las autoridades estatales para emprender los caminos de la pacificación en esta conflictiva región? Es un acertijo.

En menos de dos meses se han cometido al menos una decena de crímenes. No es un asunto menor. Lo grave es que unos se echan la bolita a otros. El MULT se asume víctima una vez, después es el MULT-I. Es un cuento de nunca acabar. Como comentamos hace unos días, la Fiscalía General del Estado (FGEO), ha logrado la detención de verdaderos sicarios, presuntos responsables de algunos crímenes, pero detienen a uno y surgen otros, casi como en la delincuencia organizada. Lo doloroso de todo ello es que entre las víctimas haya menores de edad, a los que se les siega la vida cuando apenas empiezan a vivirla.

Voracidad e improductividad

Oaxaca arrastra una tragedia adicional a sus múltiples problemas y desafíos: el bajo perfil, la improductividad y la voracidad de sus representantes populares, tanto federales como locales. En las páginas de El Mejor diario de Oaxaca, hemos publicado interesantes reportajes que muestran, de manera fehaciente, el producto de tener en la Cámara federal a verdaderos ignorantes, bisoños y oportunistas. Salvo dos o tres que incursionan por segunda vez y que ya tienen experiencia, el resto, arropados por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), son una caterva de desconocidos, que lograron la curul, gracias el efecto López Obrador en julio de 2018. No tienen ni la remota idea de lo que implica legislar, presentar iniciativas y aprobar leyes. Ya supimos de qué está hecha nuestra bancada cuando se aprobó el Presupuesto de Egresos de la Federación para 2021, en la que votaron a favor de reducirle a Oaxaca al menos 26 mil millones de pesos, cuestión que impactará también en los municipios y, sobre todo, en los más pobres.

En el caso de nuestra legislatura local, en donde la mayoría de los 42 representantes populares son de Morena, es decir, una bancada de 26, lo que prevalece es la incompetencia, el lucimiento mediático y la voracidad. Al igual que al menos las dos anteriores, se ha privilegiado el llamado “pago por evento”, es decir, cualquier iniciativa que envía el jefe del Ejecutivo para ser aprobada, tiene para el erario un costo adicional: cada representante cobra, además de sus dietas, uno o dos millones de pesos. Anteriormente, nos informa una fuente fidedigna, una camioneta de valores, con el dinero en bolsas, era entregado en el mismo edificio legislativo de San Raymundo Jalpan. 

Cínicos y desvergonzados, argumentan una y otra vez que se han sumado a las políticas de austeridad, cuando es exactamente lo contrario. Para el 2021, tienen ya casi aprobado un presupuesto mayor a los 650 millones de pesos, que no corresponden a su pobre productividad, más ahora que la mayoría está enloquecida o por ser legislador federal o presidente municipal. Siempre hemos creído que en la entidad debe existir, desde la sociedad civil, un Observatorio Ciudadano, que cuantifique la productividad legislativa y exhiba los vicios y excesos de estos malos representantes populares, onerosos y voraces. La discusión sobre la aprobación del Presupuesto de Egresos local, para 2021, se estancó, precisamente, por la ambición de estos parásitos.