Festejo a La Patrona
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Editorial

Festejo a La Patrona

 


El 18 de diciembre es una fecha emblemática para los oaxaqueños, particularmente los nacidos en la capital, “nitos”, como se conocen a sí mismos. Hoy se celebra a La Patrona, la Virgen de la Soledad. En otras circunstancias, miles de oaxaqueños radicados en el estado o venidos de fuera, ya estarían desde muy temprano abarrotando las escaleras o atrio de la Basílica Menor, para recordar aquel 18 de diciembre de 1620, cuando algunos atribuyen el descubrimiento de su rostro y manos en una caja a los pies de una ermita. Según la historia de este evento, un arriero llevaba unas mulas por las calles de la ciudad de Oaxaca rumbo a Guatemala. Por su paso, uno de los animales cayó por el peso que llevaba en una de las cajas y el hombre aterrorizado decidió llamar a las autoridades ante el temor de que fuera culpado por querer robar lo que transportaba.

Al destapar la caja que hizo caer a la mula, los policías que fueron llamados encontraron el rostro y las manos de la virgen, que también llevaba sus joyas de gran valor. Este hecho generó que el entonces obispo Bartolomé Bojórquez ordenara la construcción de un santuario en honor a la imagen que miles veneran desde ese momento. Así, desde la época colonial, fue considerada una de las fiestas religiosas más importantes durante dicho periodo. El culto a la Virgen de la Soledad adquirió características propias, de tal manera que hasta el vestuario se conformó con elementos locales, que permiten identificar las regiones a donde se ha extendido el culto de la Patrona de los Oaxaqueños.

Desde mediados del Siglo XX formó parte de la tradición la instalación de juegos mecánicos para la delicia de los menores de edad y de una feria, con venta de comidas típicas, antojitos, etc. Para ese efecto, las calles de Independencia y Morelos eran cerradas a la circulación. Este año, a raíz de la emergencia sanitaria que estamos viviendo y atendiendo el llamado de las autoridades civiles y religiosas, los festejos a la Patrona serán suspendidos. Esto es, no veremos a Las Chinas Oaxaqueñas bailando “El Jarabe del Valle”, ni las calendas ni los estandartes de las cofradías religiosas. La prioridad es evitar concentraciones masivas de feligreses, la convivencia multitudinaria o el festejo en sí, que pudiera convertirse en foco de contagio y muerte, partiendo de la premisa de que la ciudad capital y los Valles Centrales son los principales focos de la enfermedad.

Inicia periodo vacacional

Estamos prácticamente iniciando en período vacacional decembrino. El proceso educativo durante la contingencia por la pandemia ha sido complejo. Las clases por televisión o internet, no han tenido –así se percibe- el éxito esperado. Ni en el sistema público ni en el privado. Es una modalidad de emergencia, es cierto, pero anclada en donde hay muchas carencias en materia de comunicaciones. En los centros urbanos es una cosa. En las comunidades alejadas la situación es otra, muy diferente. Hay que decirlo: muchos maestros afiliados al llamado Cártel 22, han tomado la pandemia como tiempo de vacaciones. Sólo aparecen en la quincena o a fin de mes. Ya se acostumbraron. El impacto en el proceso enseñanza-aprendizaje se resentirá muy pronto. Las famosas cartillas para encargar tareas o cargas de trabajo no han funcionado sino relativamente. En las zonas rurales el ausentismo escolar es evidente.

A menudo se escucha que la educación es una tarea tripartita: maestros, alumnos y padres de familia. Desde el momento en que se dejaron las clases presenciales, participar en el proceso educativo se convirtió en una carga adicional para los padres y madres. ¿Quién verifica que sus hijos estén atendiendo las clases por televisión o por internet? En algunas escuelas privadas, la familia se ha concebido no sólo como una parte que coadyuve en el proceso enseñanza-aprendizaje, sino prácticamente como la responsable que sustituya la ausencia física del maestro. Y se presume, de manera equivocada, que padre o madre deben estar ahí, cerca del alumno, durante el tiempo que tarden las clases. Si se conecta a internet o no. O si se desconecta. Si apaga la cámara. La pregunta es: ¿entonces quién trabaja?

Esto es, la nueva modalidad de las clases en casa, por la emergencia sanitaria, también ha sido un factor de estrés, tensión emocional y presión adicional, que se refleja en estados de ánimo complejos que afectan por igual a alumnos y padres de familia. Situación que no ocurre en tiempos de clases presenciales. Lo grave es que esto seguirá, como han dicho la Secretaría de Educación Pública y el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO), hasta que Oaxaca esté en semáforo epidemiológico verde se volverá a las clases presenciales. Sin embargo, hay que subrayar que en estados que tienen este color, los padres no han enviado a sus hijos a la escuela, por temor a contagios.