Impunidad y torpeza
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Opinión

Editorial

Impunidad y torpeza

 


La violencia en contra de las mujeres por razones de género no ha cedido un ápice en Oaxaca. Día a día los homicidios de mujeres siguen al alza, mientras hay un catálogo de hechos no esclarecidos. La desaparición de jóvenes mujeres que no llegan ni a los 20 años ha generado denuncias y protestas. Antes fue en Tuxtepec, recientemente en Huajuapan de León. Los Valles Centrales no escapan a dicho ilícito. De poco han servido los anuncios en Alerta Amber o las pesquisas para dar con una posible red de trata de personas, dicho ilícito sigue como si nada. La operación es simple: contratan a jóvenes para un trabajo, sorprendiendo su buena fe o inocencia, para abusar sexualmente de ellas y después asesinarlas. El hallazgo de fosas clandestinas en Tuxtepec con restos de mujeres, encendió las luces amarillas en dicha zona, lacerada por los grupos criminales, cuyo sello indiscutible son los desmembramientos y degüellos.

Los crímenes de mujeres no esclarecidos siguen también como un capítulo negro de impunidad en la entidad. Por ejemplo, el pasado sábado se cumplieron 9 años del brutal homicidio de la joven Leslie Wilson Pérez, que fue sacrificada cuando contaba con 25 años de edad. Fue arrojada al vacío de un sexto piso. De los seis implicados en dicho asesinato, perpetrado en uno de los edificios del multifamiliar “Punta Vizcaya”, del Fraccionamiento “El Rosario”, el 21 de noviembre de 2011, solamente una mujer permanece en prisión y bajo proceso. Dos más fueron liberados por un juez de control y tres siguen prófugos, sin visos de que sean detenidos en breve, luego de tanto tiempo de andar a salto de mata. Salvo uno de los seis implicados, el resto son miembros de una sola familia. El de Leslie es un caso emblemático de impunidad.

Bajo esta perspectiva tal pareciera que el tema de la equidad de género, de la violencia en contra de las mujeres y de las políticas que impulsa el gobierno estatal al respecto, no son más que un artificio, habida cuenta de que, según la Fiscalía General del Estado, no se cuenta con los recursos suficientes para realizar las pesquisas e investigaciones que permitan dar con los criminales. El caso de Leslie es uno más de cientos de los cuales madres y familias exigen castigo. Se han dado casos en los que las mismas familias han llevado a cabo sus propias investigaciones, dando a la FGEO los elementos para poder proceder.

Antros: Violencia y desacato

El pasado sábado 14 de noviembre, en un conocido antro de la Colonia Reforma, famoso por las denuncias ciudadanas respecto a la violencia y ruido que ahí se generan, ocurrió una riña que, después se tradujo en balacera, persecución en algunas calles y con resultado trágico: una joven mujer fue herida de bala y el diagnóstico médico es de gravedad. No es la primera vez que en dicho antro se da una situación como ésta. Ya es común. Lo que deben entender las autoridades del municipio de Oaxaca de Juárez, que son quienes autorizan la apertura de estos lugares, es que según los videos que luego de la riña se filtraron a los medios de comunicación y redes sociales, las medidas sanitarias como sana distancia, uso de cubrebocas y demás, les vinieron valiendo sombrilla a los propietarios o administradores. Es más, el lugar luce lleno de gente bailando y bebiendo, sin recato alguno.

¿Cómo hacerlos entender que la capital oaxaqueña y los Valles Centrales están ubicados como los principales focos de contagio y muerte por Covid-19? Seguramente con sanciones o multas. Desde hace mucho, vecinos de esa zona de la citada colonia han denunciado que el bar aludido, escenario de violencia, mantiene abierta sus puertas hasta las 3 o 4 de la madrugada, con las bocinas encendidas, lo cual ha generado molestias a la ciudadanía. Si bien es cierto que nos hemos mantenido en semáforo amarillo, lo es también que los contagios y decesos siguen al alza, con un semáforo epidemiológico que parece juego. Hace poco más de un año, en un bar ubicado por el mismo rumbo se suscitaron hechos de violencia. Parroquianos provenientes de la capital del país fueron golpeados a placer por garroteros y empleados del bar. La ciudadanía demandó el cierre. Nunca tuvo éxito, pues las autoridades desoyeron las protestas.

Los hechos ocurridos en el bar “Lola”, en donde se iniciaron con una batalla campal, deben tener una respuesta enérgica de las autoridades. Hay agravantes que exigen una acción inmediata: el no cumplimiento de las medidas sanitarias y haber sido escenario original de algo que derivó en hechos de sangre, pues desde el interior salieron a relucir armas de fuego, lo que conlleva a pensar que no existen mecanismos de seguridad para evitar que ingresen personas armadas. No son lugares esenciales, por tanto, se debe proceder a su cierre definitivo o, al menos que se trate de lugares susceptibles a favores institucionales.