110º Aniversario
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Editorial

110º Aniversario

 


Este día se cumplen 110 años del inicio del levantamiento armado, conocido como Revolución Mexicana que, según la historia oficial, fue convocado por Francisco I. Madero para poner fin al gobierno de Porfirio Díaz y establecer elecciones libres y democráticas. Bajo el lema de “Sufragio efectivo, no reelección”, en los diferentes puntos de la República Mexicana, facciones y grupos se levantaron en armas. Así, el 20 de noviembre de 1910, quienes empuñaron sus armas en contra del régimen de Porfirio Díaz, se lanzaron a lo que se llamó Revolución Mexicana. En efecto, la nación demandaba principios democráticos y sociales esenciales como: igualdad, justicia, equidad y libertad para un pueblo que, decía, había sufrido explotación, vejaciones, violaciones a sus derechos civiles y otros, durante las más de tres décadas en que el general oaxaqueño se había mantenido al frente del poder presidencial.

Durante las semanas siguientes fueron apareciendo levantamientos y una vez que los mexicanos se encontraron en los campos de batalla, los ideales revolucionarios se hicieron presentes, y empujaron a la nación, a luchar por convertirlos en realidad. No hay que omitir que fueron batallas cruentas que diezmaron a la población, dejaron hogares rotos por la leva de jóvenes que tuvieron sus baños de fuego en la tierna juventud y el país quedó devastado por la guerra entre hermanos. Fueron años de luchas entre las diversas facciones que buscaban el poder. Se considera que la promulgación de la Constitución de 1917 puso fin a una etapa de la Revolución Mexicana; sin embargo, la lucha se prolongó más tiempo, antes de que el país se estabilizara. En la historia oficial se dice que este fue un parteaguas, pues consolidó en sus ordenamientos, la forma de gobierno, la división de poderes, el sistema de elecciones y el municipio libre.

Esta Constitución fue la primera, a nivel mundial, que reconoce las garantías sociales y los derechos laborales colectivos, además de las libertades de culto, expresión y asociación, así como la enseñanza laica y gratuita. Nuestra Carta Magna, que nos rige hasta el día de hoy, sentó los cimientos para recuperar la paz y la vida institucional, contiene los ideales, los anhelos y las aspiraciones de la nación mexicana. En ese sentido, conmemoramos la lucha por la justicia, la igualdad y las libertades en nuestro país.

Falta de compromiso

A unos días de haberse aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación, para 2021, entre la ciudadanía oaxaqueña no termina de asimilarse la reducción que, por más de 26 mil millones, tendrá nuestra entidad, lo que advierte una severa crisis en cuestiones de salud, seguridad, empleo, educación y otros. Hoy, nuestra flamante bancada federal, conformada en su mayoría por diputados (as) del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), no podrán echar las campanas el vuelo para festinar un presupuesto histórico. Y es que tal parece que nuestros representantes populares han devenido sicarios o verdugos de los propios oaxaqueños. A ello hay que agregar la desaparición de 109 fideicomisos, algunos de los cuales, como el Fonden u otros, han sido un paliativo para los golpes que nos ha propinado la naturaleza. Y no precisamente para hacer economías sino para sufragar los caprichos presidenciales y alentar los programas clientelares.

La pregunta es: ¿Y cuál es el compromiso de nuestros legisladores federales con los oaxaqueños y, sobre todo con sus distritos, que no sea levantar la mano para hacer mayoría sin importar que los reveses les den de lleno a quienes votaron por ellos? Y no decimos nada de la improductividad legislativa. Diputados y diputadas que no han propuesto una sola iniciativa. Es más, que jamás han subido a tribuna a defender a la ciudadanía. Entonces, ¿para qué sirven? Algunos de ellos ni bien han terminado su gestión en el Palacio Legislativo de San Lázaro y ya se andan publicitando porque quieren reelegirse. Son los menos, porque los más ahora quieren ser diputados locales o presidentes municipales. Pero con qué cara pedirán el voto si lo único que han hecho es darle una tras otra estocada a los oaxaqueños. Es decir, no hay un compromiso tácito con los ciudadanos. 

La semana pasada un diario de la capital del país publicó una nota y foto de una reunión, en la cual uno de nuestros legisladores federales de Morena, anunciaba su renuncia a dicho partido, para militar en el Partido del Trabajo, en donde ve más posibilidades de reelegirse. Pero, ¿cuál es su legado, su aportación, su trabajo legislativo a favor de los oaxaqueños? Ninguno. Desde luego que esto no es nada nuevo. Nuestro mal fario va en función de nuestros pésimos representantes populares, vulgares levanta-dedos. Ojalá que pronto se apruebe una reforma político-electoral que reduzca en número a esa clase ociosa que, al menos para nosotros, han servido para un carajo.