Sin control y sin vigilancia
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Editorial

Sin control y sin vigilancia

 


La situación de la pandemia en Oaxaca no admite duda. Se ha dado un repunte brutal de contagios y muertes. Uno de los factores de esa desafortunada situación es el incremento en la movilidad humana. Las calles se advierten llenas de personas. Podemos hacer de cuenta que estamos en temporada normal y no en una de emergencia y muerte. En este espacio editorial hemos insistido en que hay miles de oaxaqueños (as) que obligadamente tienen que salir a ganarse el pan. Es un dilema tener que arriesgar la vida y la de las familias. Pero así es, desafortunadamente. Sin embargo, también resulta paradójico que mientras los tres órdenes de gobierno emiten recomendaciones para aplicarse las medidas sanitarias, entre los mismos hay incongruencias, como es el hecho de autorizar el funcionamiento de antros en la capital oaxaqueña y municipios conurbados, en los que ni se respeta la sana distancia ni otras medidas. Y dichos centros de diversión y esparcimiento permanecen abiertos hasta la madrugada. 

Por otra parte, como lo hemos consignado en nuestras páginas, la falta de vigilancia en el transporte público lo está convirtiendo en un serio factor de contagios. Desde que inició la contingencia sanitaria por la pandemia de Covid-19, la Secretaría de Movilidad (Semovi), dio instrucciones severas a los concesionarios y operadores de taxis foráneos y otros, a fin de reducir el número de pasajeros de cinco a dos. Lo hicieron muchos al principio. Sólo basta ver hoy en día dichas unidades para darse cuenta que nadie respeta las restricciones. Los operadores llevan las unidades llenas y hacen de cuenta que aquí no pasa nada.  

Lo anterior implica que las medidas se han relajado de manera irresponsable y que pocos han tomado conciencia plena de que podríamos volver al semáforo rojo ante el repunte de contagios. Se ha dicho una y otra vez que las fiestas patronales deben ser suspendidas, aunque ello signifique dolor y lamentaciones en las poblaciones con una tradición religiosa arraigada. Pero seguimos viendo escenas de calendas, convites, jaripeos, corridas de toros, etc. En los noticiarios nocturnos nos han balconeado con dichas celebraciones. Pese a ello hay miles de escépticos que aún no asimilan que el virus existe y que es cuestión de vida o muerte aplicarse las medidas de prevención. Las autoridades estatales y municipales no deben ser cómplices de esta situación y aplicar la ley.

Golpe a la tradición

Uno de los festejos tradicionales más reconocidos en Oaxaca es el “Día de Muertos”, el cual representa un gran atractivo turístico y cultural. Llama la atención, por ejemplo, el concurso de tapetes de muertos que se lleva a cabo en el Panteón General de San Miguel, el cual fue cancelado en 2017, en virtud de las graves afectaciones estructurales que tuvo dicho lugar por los sismos de septiembre. Este año, de nueva cuenta, estará en suspenso ante la prohibición del gobierno de la ciudad para acudir a los panteones, para evitar más contagios de Covid-19. La Secretaría de Cultura y Artes (Seculta), atinadamente suspendió el concurso de decoración de fachadas para las festividades de muertos. Es importante subrayar que dicho evento no era masivo, pese a ello tuvo que apegarse a las normas vigentes en materia de prevención sanitaria que ha instruido el gobierno federal y estatal.

Las ferias, el también concurso de altares de muertos, que suele ser un gran atractivo, tendrá que esperar tiempos más saludables para poder llevarse a cabo, así como las tradicionales romerías que se llevan a cabo afuera de los panteones, con juegos mecánicos, la instalación de chachacuales y otros, tampoco serán posibles. De las famosas muerteadas que se celebran en poblaciones del distrito de Etla, ya hemos hablado. Por cuestiones de salud, las autoridades municipales de San Pablo, Soledad, Guadalupe y otras, decidieron suspenderlas para no poner en riesgo a la población, dada la cantidad de personas que participan en las mismas. En fin, la pandemia ha traído consigo una retahíla de obstáculos y suspensiones, lo que también conlleva un grave problema económico pues, como ya hemos dicho, miles de oaxaqueños viven de esta temporada. 

Será pues una fiesta de “El Día de Muertos” y “Fieles Difuntos”, triste y de gran nostalgia, sobre todo para esos paisanos que allende nuestras fronteras esperan estos días para llegar al terruño. Por ahora, lo importante es salvaguardar nuestra propia vida y la de nuestros seres queridos. Es un hecho que los contagios y muertes en Oaxaca no nos han dado tregua. Los llamados a protegernos, no salir de casa, cuidar la sana distancia y el uso del cubre-bocas no son fortuitos. El gobierno estatal teme que haya saturación hospitalaria, poniendo en grave riesgo a más ciudadanos contagiados. La cancelación de eventos y festejos tradicionales, aunque doloroso para la ciudadanía, va en ese tenor: evitar que el mal siga cobrando más vidas.